La red de 132 kilovoltios que surte a PSA-Vigo deja cada año un reguero de incidencias en su actividad por los "huecos" de tensión que se producen a consecuencia de los cortocircuitos generados por rayos en las líneas que atraviesan las provincias de Pontevedra y Ourense. Según indicaron fuentes de la factoría, desde 2010 se han venido registrando una media de 60 "perturbaciones" anuales que derivan en paradas de producción de hasta dos horas y provocan averías informáticas, pérdida de datos y desajustes en los procesos. Estos huecos de tensión serían casi imperceptibles con una red de 220 kV y la subestación ya proyectada por Red Eléctrica de España (REE) en Balaídos pero que no ha llegado a ejecutarse, cuya inversión asciende a unos 70 millones de euros y que beneficiaría al conjunto de la ciudad al mejorar la fiabilidad del suministro, como avanzó este periódico.

El peor año para PSA en este sentido fue 2017. Durante ese ejercicio se registraron 115 cortes de suministro, con un día especialmente crítico: el 26 mayo, cuando debido a estas caídas de tensión dejaron de fabricarse 347 automóviles y talleres como el de embutición estuvieron parados nueve horas. Para evitar estas situaciones, la factoría ha invertido en mejoras internas para resistir esos vaivenes en la tensión, pero admite que la mejor opción para conseguir un suministro fiable es su enganche a la línea de 220 kilovoltios que pasa por Porriño, ya que en caso de averías la tensión residual de esta conexión es notablemente superior a la de 132 kV y por tanto, los procesos de producción no se verían afectados.

De hecho, éste es el argumento -además del ahorro en la factura de la luz que supone trabajar con esta tensión: alrededor de 1 millón de euros al año- que la empresa ha esgrimido ante la Secretaría de Estado de Energía para solicitar su conexión a 220 kV: la fiabilidad del suministro eléctrico para no ver alterado su proceso productivo, al igual que tienen otras plantas del grupo como Figueruelas (Zaragoza) y la práctica totalidad de las fábricas de coches de España. El propio departamento de REE considera necesaria esta actuación, que ya aparece reflejada en su planificación para los años 2015-2020 (proyecto Nuevo Vigo 2020), pero que no ha llegado a materializarse, pendiente de que el Ministerio de Transición Ecológica apruebe la "excepcionalidad" del proyecto para autorizar la inversión, que ascendería a 70 millones de euros (la entrada en Vigo de esta línea de Muy Alta Tensión tendría que ser soterrada, lo que encarece la obra).

El Grupo PSA lleva analizando sus problemas de suministro eléctrico en Vigo desde 2003 y la primera solicitud de enganche a la línea de 220 kV se produjo en 2013. Desde la Xunta sostienen que el anterior Gobierno se había comprometido a ejecutarlo en 2020 y que el nuevo Ministerio de Transición Ecológica habría hecho suyo el proyecto, crucial tanto para la planta de Balaídos como para la necesidades futuras de la ciudad, la única gran urbe española que sigue conectada a una red de 132 kV. El alcalde, Abel Caballero, ha trasladado la premura de la factoría para solucionar sus problemas de abastecimiento de electricidad al nuevo secretario de Estado de Energía y a la propia ministra, Teresa Ribera.