Los conflictos en las escuelas no son generalizados pero son reales. Desde contestaciones, faltas graves de actitud o respeto con los demás, insultos a compañeros, burlas... Prácticamente todos los centros han vivido situaciones como estas, en algunos casos se suceden casi a diario donde planea la alargada sombra del acoso escolar, un problema que muchos jóvenes no denuncian por miedo, se trate de víctimas o de testigos.

Para tratar de poner freno a estas conductas y ayudar a reconducir el ambiente en las aulas, la Consellería de Educación pone en marcha durante el curso una serie de actuaciones que ayudan a mejorar la convivencia. Una de las más importantes queda englobada en los contratos-programa, actuaciones enfocadas a garantizar el éxito escolar. Si antes eran los programas de refuerzo de asignaturas (PROA) o materias científicas los que sumaban gran parte de las solicitudes, este curso han sido las actuaciones dirigidas a fomentar la convivencia e igualdad en los centros educativos las que ganaron más demandas.

Y es que de los 47 colegios, institutos o centros de educación especial de la ciudad que solicitaron alguno de estos contratos-programa, 39 requirieron a la Xunta partidas para desarrollar proyectos de convivencia; el doble de los solicitantes en años anteriores, que no llegaban a la veintena. La inversión para el curso 2017/18 fue de casi 4,3 millones de euros para toda Galicia, que prevé incrementar en este año al aumentar también los demandantes.

La comunidad educativa coincide en señalar que estos programas de convivencia se han convertido en "estrictamente necesarios". Así lo reitera Manuel Arias, director del IES Ricardo Mella, instituto que de las siete actuaciones a elegir en los contratos-programa solo requirió esta. "Estos casos no son nuevos, pero sí están en aumento y se necesitan programas exclusivos y dedicados a ponerle freno. Desde los centros tenemos la potestad para ayudar y aunque en muchos casos los problemas empiezan a traspasan las barreras del centro, nosotros tenemos que afrontarlos.Con cualquiera que hables del tema te dirá que es complicado y al que hay que dedicarle muchísimas horas", sostiene el docente Arias.

En el lado totalmente opuesto está el IES Valladares, que demandó y les fueron concedidas las siete actuaciones, entre ellas la de fomentar la inclusividad. "No podría decir que la palabra conflictividad sea la correcta pero sí es un tema complicado. Nosotros apostamos por que mientras estén en el centro, estén todo el tiempo ocupados y que lo hagan con todos los compañeros. Creamos diferentes rincones de juegos o lectura o incluso potenciamos el ajedrez, que ha tenido mucha acogida. Queremos que se creen vínculos entre los alumnos y que no estén ociosos. Llevamos ya varios años con esta actuación y la verdad es que los resultados son muy positivos. El compañerismo se ha impulsado", defiende Eva Pérez, directora del instituto de Valladares.

Otro de los centros que apuesta de lleno por "prevenir" antes que "actuar" ante problemas de inclusión o convivencia es el IES Politécnico de Vigo. Desde este centro educativo apostaron porque sean los propios alumnos quienes soluciones sus desavenencias. Para ello el estudiantado y un profesor se han formado en mediación y ante cualquier conflicto, son ellos mismos los que se reúnen con los implicados y tratan de llegar a una solución.