Consagró su vida profesional a desarrollar la Oncología Médica en la sanidad viguesa, especialidad que carecía de antecesores y que gracias a su infatigable labor convenció de la necesidad de tratar el cáncer desde la especialización sin olvidar tampoco la parte humana. Luchó por la formación de especialistas y durante toda su trayectoria no dejó de prepararse e informarse sobre nuevas técnicas y cómo ofrecer al paciente el mejor de los tratamientos. Finalmente, y al poco de cumplir los 67 años, el doctor Javier Castellanos fallecía en la tarde del jueves a consecuencia de un cáncer, proceso durante el cual estuvo acompañado por toda su familia así como amigos, compañeros de trabajo y antiguos pacientes que quisieron darle su último adiós y sus gracias eternas.

Nació en un pueblo de León próximo a Sahagún de Campos pero su vida discurrió entre Madrid y Vigo, donde se convirtió en uno de los pioneros de la Oncología médica revolucionando el campo no solo con su trabajo, sino también con sus ideales. "Era cabezota porque le gustaba hacer bien las cosas, era un trabajador incansable", recuerda uno de sus grandes amigos y compañero durante gran parte de su vida laboral, el doctor Martín Lázaro.

Su historia laboral y personal con la ciudad viguesa se inició en 1988. Cuando llegó al Hospital Xeral no había oncólogos, sí profesionales que trataban de forma genérica a pacientes con cáncer o tumores, pero faltaba esa especialización, ese trato individual y exclusivo que un paciente necesita y por el que el doctor Castellanos tanto luchó. "Si es cierto que en Povisa había dos oncólogos radioterápicos, pero en el Sergas fue él quien comenzó con la especialidad", narra Lázaro, quien solo recuerda buenas palabras para su amigo. "Siempre me trató con mucho cariño, era una persona muy abierta, facilitando a todos nuestro desarrollo profesional, animándonos en lo que nos gustaba", comenta el doctor.

Fundador de la SOG

Javier Castellanos se formó en la capital madrileña, concretamente en el Instituto Nacional de Oncología. Años más tarde, concretamente en 1986, coincidió en el mismo examen por un plaza de médico con el doctor Manuel Constenla, ahora jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Montecelo de Pontevedra. "Empezamos solos en el mundo de la Oncología, ahora se ha ido ampliando la actividad. Teníamos mucha relación porque estábamos casi solos. Íbamos mucho a congresos, participábamos en actividades. Era buena persona, muy noble y un profesional a la orden del día, empezó de cero y llegó a lo que es ahora el Servicio", comenta el facultativo pontevedrés. Y lo hizo en una época complicada donde la falta de medios y de tratamientos reconocidos complicaba el apostar por una especialización en este campo.

Entre sus múltiples logros profesionales destaca por ser uno de los socios fundadores de la Sociedad Oncológica de Galicia (SOG), quien ayer a través de las redes sociales, mandaron "un fuerte abrazo" a sus familiares y amigos. Precisamente, sus mayores éxitos personales fueron sus dos hijos, Javier y Margarita, el nombre también de su mujer.

Entre sus pretensiones estaba la formación de nuevas generaciones de oncólogos en la ciudad, quería que esta especialización arraigase en la ciudad y también sentía especial devoción por la investigación básica. "Estuvo en Madrid varios años y luego pasó a centrarse más en la clínica", reconoce Lázaro. Actualmente el Chuvi cuenta con un MIR por cada uno de los cinco años de Oncología.

Se jubiló hace año y medio, al poco de iniciar su andadura en el Hospital Álvaro Cunqueiro pero su recuerdo seguía muy presente dentro del área sanitaria que lo vio convertirse en el profesional intachable que fue, que es. "No hay día en el hospital que no se pregunte por él, los pacientes los recuerdan con mucho cariño porque también se esforzó mucho por aportar un trato humanizado al cáncer", comenta el facultativo vigués.