José Antonio Donaire Jiménez, más conocido como el padre Donarie, falleció en la tarde del pasado miércoles a los 81 años de edad tras sufrir severos problemas de salud que le obligaban a ser ingresado periódicamente en el hospital. Tras su velatorio, en Pereiró, se oficiará una misa a las doce del mediodía. Posteriormente, sus restos mortales serán trasladados a Mouriscados (Mondariz) donde recibirá sepultura.

Natural de Fuensanta de Martos (Jaén), dedicó casi toda su vida a ayudar a los más desfavorecidos. Aunque fue perito mercantil de formación, la llamada de Dios le llegó cuando apenas tenía 20 años. En 1961 ingresó en los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, en Cataluña. Nueve años después, llegó a Vigo y acabó dirigiendo la casa de la orden en Teis, donde se dedicó a ayudar a los más necesitados durante más de 40 años. "Su trabajo incansable" -destacan sus conocidos- y la Divina Providencia, a la que apelaba constantemente, sobre todo en los peores momentos, le llevaron a crear una casa de acogida que apenas contaba con 14 plazas cuando llegó y que, como el mismo bautizó en el 40 aniversario, "se convirtió en un árbol frondoso que da cobijo a 170 enfermos".

Amigos, familiares, compañeros y personas que en algún momento contaron con su apoyo destacaban ayer en su velatorio la labor del hermano Donaire. "Fue un santo toda su vida. Su única lucha fue atender siempre al marginado. Acogía a todo el mundo. Su espíritu de caridad era inmenso", destacaba su amigo y colaborador durante muchos años en Teis, Antonio Abellán.

"Hizo una labor encomiable. Porque predicar es muy fácil. Pero él era de actuar. Fue un ejemplo. Lo poco que tenía lo repartía. Vivió toda su vida para los pobres. Sinceramente, creo que habría que rendirle un homenaje y deberían ponerle su nombre a una calle", valoraba ayer, apenado, su amigo y también compañero, José Lorenzo.

Bajo la dirección de José Antonio Donaire, los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres de Teis fueron galardonados por el Concello en 1988 con el premio Reconquista, el que hoy se conoce como Vigués Distinguido. Aunque en 2014 ya se había retirado, su salida oficial de la casa se produjo en 2016 forzado por varias acusaciones que empañaron su labor, que no pudieron ser juzgadas por su delicado estado de salud y que la Audiencia de Pontevedra archivará ahora tras su fallecimiento. Una por presunta estafa a una anciana y otra por presuntos abusos.

Sus allegados lamentaban ayer estas acusaciones que le llevaron incluso a ser expulsado de la orden en 2016. "Fue calumniado y se empañó su labor de forma injusta. Lo dio todo por la residencia y los más necesitados. Esa era su lucha. 'Yo no he hecho más que el bien', me decía en esta última etapa", defiende José Lorenzo.

El propio obispado Tui-Vigo mostró su pesar por la "triste" noticia. "Queremos mostrar la gratitud por todo el bien que Dios quiso realizar, por su mediación, para con los más pobres y necesitados. Fue un signo muy visible de la caridad cristiana", valora. "Como reza la liturgia de difuntos: si en algo su alma quedó manchada a su paso por la tierra [...] que Dios le acoja y le reciba en su infinita misericordia", suplican. En ausencia del obispo, Luis Quinteiro-Fiuza, será el Vicario General el que celebrará hoy la eucaristía en el tanatorio de Emorvisa a las 12.00.

Tras la misa, sus restos mortales serán trasladados a Mouriscados (Mondariz), donde se retiró y residía con una familia. Por la tarde se oficiará una eucaristía y se le dará sepultura.