Desde que la operación Govi volvió a sacudir su buena fama internacional por la cantidad de descargas que año tras año revalidan su liderazgo europeo en volumen de pescado fresco, la actividad en O Berbés y sobre todo en sus lonjas ha experimentado cambios de calado. En la transición del antes al después hubo mucho recelo entre los operadores, con intentos manifiestos para que la Autoridad Portuaria olvidase el golpe de imagen, pero fueron en vano. Su presidente estaba decidido acabar con esos "malos usos y costumbres" causantes de la sempiterna sospecha sobre el puerto pesquero y en julio emprendió la revolución.

O Berbés estaba en la picota mucho antes de esta última intervención de la Guardia Civil por otras muchas razones -sanitarias, fiscales ...- solo que Govi fue el detonante, esa justificación que esperaba Enrique López Veiga para revertir la situación. Después de seis meses de contactos individuales con las empresas y en conjunto con asociaciones del sector para que aportasen propuestas a un plan de acción que el Puerto presentaba como inamovible, en la primera semana de julio se implantaron dos de las medidas más controvertidas: controles diarios sobre la descarga de buques y en la entrada y salida de camiones. En paralelo se impuso la exigencia a los operadores de avanzar telemáticamente con un mínimo de 24 horas sus previsiones de descarga de pesca y de venta que una herramienta informática diseñada por Praza da Estrela se encarga de cotejar al finalizar la subasta por si existen desfases entre lo declarado y lo vendido. Hubo más innovaciones en la gestión de estos muelles, y otras más están marcha, aunque ahora los operadores parecen resignados. Tal vez porque lejos del éxodo de buques de Vigo y bajada de precios en las rulas vaticinados por quienes lideraban esa oposición a los cambios se equivocaron por completo. Algunos directivos de las asociaciones más representativas hasta admiten en los despachos de Praza da Estrela que la actividad comercial "mejoró" desde Govi.