Cuando el aeropuerto tira, multitud de negocios se benefician. Y no solo la hostelería. Otro buen ejemplo es el del transporte. Taxis y autobuses multiplican la demanda. Un ejemplo de ello son las cifras de la única línea de autobús público que conecta Peinador con el centro de Vigo: la L9A. El autocar de Vitrasa cerró 2018 con un nuevo crecimiento. Es el cuarto ejercicio consecutivo que termina en positivo. Pero además lo ha hecho con una cifra de récord nunca hasta ahora alcanzada: 50.000 viajeros subidos en la terminal.

El crecimiento del número de pasajeros respecto a 2017 es del 13%. La brecha es mucho mayor si se toman como referencia los años 2013 y 2014, cuando la terminal olívica tocó fondo. Solo 16.914 personas optaron entonces por el autobús público para sus desplazamientos desde Peinador. A día de hoy lo utilizan el triple de viajeros. De hecho, la cifra está muy por encima de 2007, cuando la pista viguesa marcó su máximo histórico con 1,4 millones de pasajeros. En aquel ejercicio el autocar de Vitrasa transportó solo a 34.700 personas.

La cruz de estas buenas cifras está probablemente en el porcentaje de viajeros que optan por el bus público frente a otros medios de transporte. En 2018 aterrizaron en el aeropuerto más de 551.000 personas, con lo que los 50.000 que se subieron al bus representan solo el 9% del total.

Si bien es cierto, la línea de Vitrasa continúa con carencias que no la hacen del todo atractiva. Primero, porque el autobús es un vehículo de línea regular y no está diseñado para el transporte de maletas. Además, a día de hoy no para ni en la estación de autobuses ni en la de trenes de Guixar. A ello se suma que tiene más de 30 paradas intermedias. Precisamente el Concello planteó a la Xunta que, al igual que en Santiago, financiara un autobús exprés entre Vigo y el aeropuerto. Sin embargo, y pese al acuerdo inicial, el desencuentro posterior entre ambas administraciones provocó que el proyecto se quedara en un cajón.