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Cámaras de visión artificial y térmica refuerzan el control de cargas peligrosas en contenedores

Los dispositivos adosados a las grúas de Termavi detectan también fugas en los depósitos -El sistema es pionero en España

Cámaras de visión artificial y térmica refuerzan el control de cargas peligrosas en contenedores

La terminal de contenedores de Vigo ha incorporado una innovación pionera en España dirigida de forma específica a reforzar la seguridad sobre las mercancías peligrosas que viajan dentro de una parte de los 200.000 que mueve al año al tiempo que detecta las fugas por daños en estos depósitos. Por el especial cuidado que requiere la manipulación de cargas altamente inflamables incluso a la hora de su apiñamiento en tierra, y las cuantiosas reclamaciones por malograrse productos debido a grietas en estos depósitos, las prestaciones del sistema estrenado por Termavi ataca a dos de los problemas que más quebraderos de cabeza provoca en recintos como los de Guixar. Su funcionamiento se apoya en cámaras de visión artificial y térmica que ya están instaladas en dos grúas, y que a partir de febrero se extenderá a las otras tres.

Desde Termavi valoran como "un salto de gigante en seguridad y eficiencia en las operaciones" la implantación de un sistema que en realidad es fruto de un esfuerzo de investigación compartido. En el proyecto que lo alumbró, denominado, "Conta-eye-ner," participó un consorcio de empresas liderado por Transglobal -filial de Grupo Davila, al igual que la concesionaria de la terminal de contenedores- en alianza con VeoVisión, Mas IP Soluciones y Gradiant. Con un coste total estimado en medio millón de euros, contó con fondos comunitarios (Feder) canalizados por la Axencia Galega de Innovación (Gain), perteneciente a la Consellería de Economía, Emprego e Industria.

Tras dos años y medio de desarrollo, los socios volvieron a reunirse esta semana en la primera demostración oficial a la Autoridad Portuaria de los resultados de un proyecto "exportable" a otras terminales, subrayan. Su peculiaridad, la característica que lo hace pionero en el entramado portuario español, reside en que las cámaras dispuestas en las grúas funcionan integradas con el sistema de gestión de la terminal, el Tos Poseidon (creado por el fabricante de grúas Paceco).

De esta manera, aparte de obtener imágenes directas de los contenedores, los dispositivos de visión artificial permiten identificar la carga que contienen mediante la lectura de las pegatinas que lucen en el exterior, como las IMO. Esta es la nomenclatura oficial de la mercancía que internacionalmente reciben la consideración de peligrosa y que se clasifican en 45 tipos.

Gracias al reconocimiento óptico de estas etiquetas, los responsables de operaciones de Termavi disponen en tiempo real de toda la información relativa a la mercancía (clase, tipo, procedencia, destino...). Pero en particular con estos datos sobre la IMO ya saben el lugar indicado donde deben estacionar el depósito, y esto, como se encargan de resaltar desde la terminal viguesa, "no es una cuestión menor cuando se trata de mercancías peligrosas".

Aunque apenas se mueven 2.000 contenedores IMO al año en Guixar, en función de qué clase de carga porten, hay que ubicarlos no solo en un lugar determinado sino también con una disposición concreta, como separado del resto o sin apilarse en altura. Tantas precauciones no parecen exageradas temiendo el efecto dominó que podría desencadenarse en un espacio con 3.000 contenedores si comienza solo uno a incendiarse.

De la detección de las fugas registradas en estos depósitos se encargan las cámaras térmicas. Para la dirección del recinto vigués, esta funcionalidad resulta clave. Con la prueba gráfica del daño localizado en un contenedor descargado se blindan frente a posibles reclamaciones en caso de achacarle la naviera el deterioro de la mercancía por desperfectos causados al armazón del depósito durante su manipulación en Vigo. Incidencias como estas se producen constantemente en esta tan demandada modalidad de transporte. Con consecuencias funestas, porque una mínima grieta puede afectar seriamente al estado de lo que llevan dentro. En el caso de los reefer, los refrigerados utilizados para la pesca congelada -representan del 30% al 40% en el movimiento anual de Teus en Vigo- una pérdida de temperatura suele desembocar en la ruina completa del producto.

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