Entre ladridos y múltiples intentos de decenas de dueños para que sus perros estuviesen quietos mientras hablaba el párroco, se celebró ayer la tradicional bendición de mascotas en el templo de La Soledad con motivo del día de San Antón, el protector de los animales. Carlinos, yorkshires, labradores, caniches y hasta tortugas, gatos o hámsters fueron los protagonistas de la jornada, sobre todo cuando sus dueños los cogieron en brazos mientras el padre Cuevas les rociaba con agua bendita.

¡Benditas mascotas!

¡Benditas mascotas!

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