Su larga trayectoria en el cuerpo de Aduanas así como en el gabinete del Consorcio de la Zona Franca no fue óbice para que el ourensano Jorge Luis Trigas terminase dedicándose a la abogacía. Y lo hizo de la mano del letrado Manuel Cela Diz, de quien Trigás guarda un grato recuerdo. "Con él empezó mi andadura en Vigo. Luego hicimos un despacho colectivo con extraordinarios compañeros, tuvimos el primer despacho de asesoría de empresas", recuerda el jurista.

Más que un reconocimiento por su ejercicio colegial, Trigás valora el largo paso del tiempo. "

Aún recuerdo al primer decano que tuve yo en el Colegio que fue Manuel Amoedo, y toda aquella junta directiva que eran una gente estupenda, estaban en un edificio de la calle Príncipe, donde se ubicaban los juzgados, la prisión y el Colegio", narra el abogado, quien apunta que los cambios más significativos que se ha encontrado en su camino profesional versan del crecimiento de la ciudad. "Antes había solo 4 o 5 juzgado de Instancia e Instrucción, ahora tenemos sección Audiencia, Penales, Violencia? y todo este crecimiento ha modificado para bien al Colegio. Antes éramos 300 o 400 ahora ya somos miles. Y esta creo que es la modificación más importante en estos años, el Colegio sigue defendiendo con esfuerzo y dignidad los intereses colegiales y sobre todo la de los defendidos", contempla Trigás, quien considera que los abogados "ejercemos una función social y humano, porque nuestra función es defender a quien lo necesita. Y si nuestra función es en algo importante es en esta dedicación a las personas que requieren nuestros servicios y ayudarlos con la mayor honestidad y mantener nuestra independencia y liberalismo", apela Trigás.