A la primera oferta de locales en El Tinglado donde almacenar mercancías o para oficinas, las empresas tardaron tiempo en interesarse, y ahora, en cambio, el Puerto tiene garantizada la demanda antes incluso de iniciar el acondicionamiento del poco espacio que queda lóbrego en el lateral oeste. El concurso para ejecutar esta obra acaba de convocarse con un presupuesto de 560.000 euros y cuatro meses de plazo.
El objetivo de esta actuación es reconvertir en almacenes un ámbito interior que hasta la fecha había utilizado el Puerto como sala temporal de exposiciones. Según la memoria del proyecto, como resultado de esta obra se crearán cuatro locales entre las dos plantas con una superficie máxima de 1.113 m2 y una mínima de 165 m2.
Estos espacios son a mayores de los asignados en los últimos meses en este mismo edificio a Alberto García Villar para comercializar actividades complementarias de la náutica; y el que está a punto de concedérsele a la empresa de chárter náutico, Sailway. En el caso de estos dos locales, las obras de acondicionamiento corren por cuenta del concesionario.
"El Tinglado ya está liquidado". Con esta frase el presidente Enrique López Veiga revela hasta qué punto tiene garantizada la plena ocupación de unos almacenes cuando ni siquiera existen todavía. Le basta con las llamadas que ha recibido la Autoridad Portuaria de empresarios preguntando cuándo estarán disponibles. "Muchas", asegura.
