Andrés Nogueiras compatibiliza sus estudios con el trabajo en el servicio de limpieza en Down Vigo, se ha presentado a oposiciones de la Xunta y del Gobierno central y sabe qué se siente al sacar un 10 y quedarse sin plaza. Pero anima a otros jóvenes a intentarlo: "Te da mucha rabia, pero hay que echarle ilusión y no tirar la toalla nunca. Tienes que dedicarle un tiempo cada día y seguir insistiendo", asegura convencido.

Otro de los veteranos es Yago González, que también ha realizado prácticas en el Concello de Tui, donde vive y desde donde se desplaza a Vigo para asistir a clase: "Deberían sacar más plazas porque es un fastidio aprobar y quedarse fuera. Pero yo este año voy a por el 10 sí o sí".

Tienen una media de 30 años, muchos trabajan y cuentan con el apoyo y el orgullo de sus familias. Y aunque las oposiciones para ordenanza incluyen dos temas nuevos, casi todos las prefieren al las de celador. "Es un entorno muy técnico y bastante desconocido para ellos. Aunque intentamos hacer ejercicios prácticos para simular, por ejemplo, el traslado de pacientes, les resulta complejo", reconoce su profesora, Noela Cameselle.