Ya está aquí. El buen tiempo ha provocado un año más la temprana aparición de la procesionaria. La peligrosa oruga se ha extendido en las últimas semanas del 2018 y en los primeros días de este 2019 por los pinos de O Castro y del entorno de Castrelos, especialmente en los jardines del Museo Liste. Peatones han alertado en los últimos días de que la presencia de estas larvas se está extendiendo un año más por la ciudad. Una larva que puede provocar importantes reacciones alérgicas a los niños que estén en contacto con ella y que puede resultar mortal para las mascotas que la ingieran.

Lo más común era que la procesionaria saliese de los bolsones y descendiera al suelo hacia principios de primavera, gracias al descenso de las lluvias, pues huyen de la tierra húmeda. Sin embargo, en los últimos años, la variabilidad en las condiciones meteorológicas, que provoca que en diciembre y enero apenas haya precipitaciones, ha llevado a que sea en esta época cuando salgan a la luz estas peligrosas orugas. Los expertos alertan de que el cambio climático está acelerando sus tiempos y multiplicándola.

Suele ser en verano cuando aparecen las mariposas de la procesionaria del pino, se aparean y la hembra pone los huevos en las hijas.Posteriormente nacen las orugas, que construyen bolsones de seda como refugio para pasar el frío. Cuando las temperaturas suben, las orugas descienden en fila al suelo. Es su fase más peligrosa porque, para protegerse, las larvas están cubiertas de unos pelos urticantes, que puede provocar alergia y que la piel se necrose.

"Me crucé con dos filas de procesionaria hoy al aparcar el coche en el Castro. Si paseas por la zona ya se pueden ver perfectamente", comentaba ayer una peatona.

El Concello de Vigo lleva años luchando contra esta plaga y probando los tratamientos que los expertos desarrollan. La principal medida que se ha puesto en práctica para paliar los efectos de la procesionaria es la colocación de plásticos alrededor de los troncos de los pinos para contener a las orugas cuando traten de bajar de los árboles. Sin embargo, muchas veces encuentran vías alternativas para esquivar estas trampas. Además, los peatones denuncian que algunos de los árboles infectados no cuentan con ninguna medida contra la procesionaria, lo que está provocando que en los últimos días lleguen al suelo.

El año pasado el Concello trató con insecticida un centenar de ejemplares de pinos infectados y retiró más de doscientos nidos de procesionaria.