Los bebés prematuros ya no son una excepción. El retraso en la edad de gestación -que el IGE sitúa en la provincia en 36 años como la edad más habitual en el que la mujer tiene hijos-, las incontables técnicas de reproducción asistida como la fecundación in vitro y factores de riesgo tales como el tabaquismo o una nutrición inadecuada por parte de la gestante han disparado en los últimos años el número de partos prematuros y de bebés nacidos antes de las 40 semanas reglamentarias y que por lo tanto cuentan con un peso sensiblemente inferior a la media.

Cerca del 10% de los nacimientos en el Cunqueiro no superan los 2,5 kilogramos de peso, que el año pasado se tradujo en un total de 295 bebés. Pero esta cifra todavía se recrudece más cuando se hace referencia a los grandes prematuros, es decir, niños que no superaron en su alumbramiento el kilo y medio: un total de 44. De ellos, 17 no llegaban a los 900 gramos y 5 nacieron pesando menos de medio kilo.

¿Cuáles son las consecuencias más comunes que puede sufrir un bebé prematuro? Las complicaciones respiratorias o cardiológicos o incluso secuelas neurológicas son las principales. Sus órganos son inmaduros y aunque están formados, no funcionan por completo por lo que necesitan mucho tiempo de recuperación. Por ello, desde el hospital Álvaro Cunqueiro han favorecido y trabajado en favor de los bancos de leche materna y técnicas de humanización con estos recién nacidos.

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En concreto, en los dos años que lleva un funcionamiento este sistema se ha atendido a más de 170 recién nacidos que no pueden recibir la leche de su madre. La Unidad de Neonatología del centro también potencia el contacto del bebé con sus padres permitiendo que pueden estar las 24 horas con sus hijos

A corto o largo plazo, estos menores también necesitan un control y un seguimiento por parte de los profesionales más estricto. Así lo contempla el pediatra Alfonso Amado. "Siempre se tiende a poner el foco en el desarrollo neurológico, porque al haber nacido antes de tiempo su cerebro tampoco está maduro y completan los hitos del desarrollo un poco más tarde. Estamos muy pendientes de ellos, antes en grandes prematuros hacíamos un seguimiento hasta los dos años para ver que no tenían dificultades a nivel motor o neurológico y ahora lo prolongamos hasta los 5 o 6 años por problemas al empezar con la letroescritura o dificultades de aprendizaje", aprecia el profesional.

La cifra de estos recién nacidos se ha consolidado con el paso de los años. Y es que en 2017, la cifra de bebés prematuros se situó en 349, muy similar a lo registrado el año pasado con 300 casos.

Donde los datos sí han dado un vuelco es el número total de nacimientos, que tras dos ejercicios de ligera mejora cae hasta la cifra más baja en 20 años (en 1997 se registraron 3.654 bebés).

Así, este año, los centros públicos alumbraron un total de 3.393 bebés, un 14% menos que los registrados un año antes. La cifra pone en relieve una notable caída de la natalidad en la ciudad con menos de 300 partos al mes de media en los centros del Chuvi, tal y como se recogen en los datos actualizados a día 1 de enero de 2019 facilitados por el Sergas.

Los meses donde se registraron un mayor número de nacimientos fue en el periodo estival, con 304 y 305 alumbramientos entre julio y agosto respectivamente. Por la contra, el mes de febrero fue el que asistió a menos retoños, contabilizando un total de 239. En cuanto al sexo de los recién nacidos, sí hay un patrón que se mantiene constante con el paso de los años: los varones se imponen con 60 nacimientos más que niñas. En 2017 esta cifra se amplió a los 130 casos.