-¿Qué beneficios supone la existencia de la agrupación?

-Supone un soporte para nuestra actividad. Las sinergias entre grupos son puntuales, no habituales, pero los grandes proyectos y la transferencia requieren de este paraguas común. Y el hecho de que Vigo consiguiese esta agrupación estratégica viene de atrás, de cuando la política universitaria de la Xunta se centró en financiar la excelencia, en lugar del café para todos. No es casualidad que la mayoría de grupos del área que tienen esta distinción desde hace años estuviesen en la Universidad de Vigo. Y en la agrupación también se integraron otros equipos que, si bien no la tenían, sí contaban con el potencial. Y gracias a Ecobas han podido participar en proyectos europeos y en publicaciones internacionales, cuyo número se ha incrementado. Los grupos con cierto prestigio ya son capaces de conseguir financiación pero tener el paraguas de la agrupación ayuda a los que más lo necesitan. Uno de nuestros orgullos en este sentido es el grupo de marketing I-Mark, que ha aumentado su presencia internacional en muy poco tiempo.

-Los estudios de Ecobas tienen impacto en ámbitos clave para la economía gallega.

-Nuestra actividad se basa en la excelencia investigadora y la capacidad de transferir a la sociedad una parte de lo que nos da. La incidencia del trabajo del grupo Gen, dirigido por Santiago Lago, sobre economía institucional o fiscalidad tienen una incidencia obvia en la economía gallega. También son importantes los proyectos sobre economía de la pesca, cuyos resultados ayudan a elaborar políticas y discutir con argumentos científicos si las cuotas están en consonancia con el mantenimiento del recurso o son excesivas, como ya se ha demostrado en alguna ocasión. Esta línea tiene mucho que ver con el Campus del Mar y su programa de doctorado. No es casualidad que Manuel Varela, del grupo Erenea (Economía de los Recursos Naturales y Ambientales), haya sido su coordinador. Y otra área prioritaria es la energía y el cambio climático, donde Xavier Labandeira tiene mucho que decir.

-También participan en la elaboración del Informe Ardán, que acaba de cumplir 25 años.

-Hemos potenciado dos nuevos indicadores en el informe de 2018, la economía circular y la igualdad de género, gracias al trabajo de Miguel Rodríguez y Belén Fernández-Feijóo. Ambos aspectos están relacionados con la responsabilidad social que Antón Costas propuso incluir como indicador en el acto del 25 aniversario y que es algo que ya tenemos en mente. Solo el 7,6% de las empresas tienen resultados positivos en igualdad, pero estoy seguro de que pondrán en marcha iniciativas que les permitan mejorar. Cuando las compañías saben que son observadas y ven reflejados estos aspectos en un informe tienden a mejorar.

-Un claro ejemplo de transferencia.

-Para los académicos no es tan fácil trasladar el expertise a la sociedad, pero cada vez hay mayor conciencia. Con Ardán tuvimos una experiencia muy interesante en este sentido. Contamos con la académica ideal sobre igualdad, Coral del Río, pero para obtener un indicador tangible fue necesario el trabajo de Fernández-Feijóo y otros expertos.

-¿Acuden a ustedes las empresas en busca de soluciones?

-No debemos ser una consultoría. Los problemas que nos pueden interesar en Ecobas están fuera de su área de trabajo, no somos competencia desleal. Pero sí podemos realizar estudios para la regulación del precio del agua, por ejemplo, o para determinar el impacto social y realizar análisis de coste y beneficio del programa Vigo Vertical o la iluminación de Navidad.