Uno de cada cuatro accidentes que se registran en la red de carreteras estatales de la provincia tiene como escenario alguno de los "puntos negros" de la A-55 repartidos entre Vigo y el polígono industrial de As Gándaras, en Porriño. El último balance de siniestralidad publicado por Fomento muestra que durante 2017 los viales de Pontevedra gestionados por el ministerio sumaron 481 accidentes con heridos. De ellos algo más de un centenar (112), el 23,3%, se concentraron en la docena de "puntos negros" que los técnicos de la Dirección General de Carreteras identifican en ese pequeño recorrido de apenas 16 kilómetros entre Avenida de Madrid y el polígono industrial. Como Fomento analiza tramos conflictivos de mil metros, en la práctica sus resultados muestran que hay 12 kilómetros repartidos por la A-55 de Vigo a Porriño que soportan cerca de la cuarta parte de todos los siniestros de la red estatal de la provincia. Esos 112 incidentes dejaron además 207 lesionados, en su mayoría leves.

El conjunto de la A-55, que mide 32 kilómetros en total, sumó el año pasado 133 accidentes que dejaron un saldo de 242 heridos. El dato destaca en el mapa de la seguridad vial de la provincia, en el que representa casi un tercio de todos los incidentes anotados. Los resultados elevan el índice de peligrosidad (IP) de las carreteras estatales de Pontevedra a 17,8, la segunda mayor marca de España, solo por detrás de Ceuta (32,7).

El IP específico de las autovías pontevedresas -el dato se obtiene valorando factores como su longitud, tráfico medio y cantidad de accidentes- es de 21,8 puntos, por lo que lidera el ranking estatal. Solo se le aproxima la marca de Barcelona, que los técnicos fijan en 20,6. A bastante distancia, y en tercer lugar, está Tarragona con un IP de 14,6 puntos. A pesar de ese dato las autovías estatales de la provincia -el estudio no incluye las de titularidad autonómica, como por ejemplo la AG-41 o AG-46- son más seguras que las carreteras convencionales. El estudio de Fomento otorga a las vías convencionales de la provincia un IP de 26,7, varios puntos por encima del concedido a las autovías. Aunque el dato es alto, hay otras cuatro provincias que lo superan: Barcelona, Granada, Lleida y Ceuta, a la cabeza con un 32,7.

Otro dato que aporta una imagen clara de la problemática de la A-55 entre Vigo y Porriño es el impacto de sus "puntos negros" comparado con el del resto de carreteras de la provincia. Los 14 tramos de concentración de accidentes registrados por el ministerio, repartidos entre los kilómetros 2 y 26 -es decir, de Avenida de Madrid al entronque con la AP-9 poco antes de la frontera con Portugal-, sumaron el año pasado 120 siniestros con 222 heridos, casi tantos como los "puntos negros" de las restantes carreteras estatales de Pontevedra, que en conjunto padecieron 123 accidentes.

En el ranking provincial de siniestralidad a la A-55 le sigue la AP-9, que cerró 2017 con 37 incidentes y un saldo de 56 conductores y pasajeros afectados. En tercer lugar le sigue la N-550, la carretera nacional que comunica Galicia de norte a sur. A su paso por suelo pontevedrés en 2017 dejó un saldo muy similar al de la Autopista del Atlántico: 36 siniestros y 64 heridos.

El último balance elaborado por Fomento constata también un empeoramiento de los "puntos negros" de la autovía entre Vigo y Porriño. En 2016 los mismos tramos registraron 81 accidentes y 170 afectados, datos inferiores a los de 2017. Entre Vigo y As Gándaras la Dirección General de Carreteras detectó hace dos años ocho "puntos negros" con 74 incidencias y 155 lesionados. El balance que acaba de presentar el ministerio constata también que la curva de Los Molinos (P.K. 12), en Mos, es un año más la que sufre más accidentes de toda la red viaria estatal de España.