Las dificultades para acceder a una vivienda en buenas condiciones y a precio razonable en el casco urbano de Vigo son cada vez más evidentes. La Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), el último boletín sobre arrendamiento residencial del Ministerio de Fomento y ahora la Encuesta de Condiciones de Vida elaborada por el Instituto Galego de Estadística (IGE) dejan claros los problemas de un mercado inmobiliario sin apenas oferta de calidad en la primera urbe gallega y con unos precios prohibitivos. Estas circunstancias son las que explican que los vigueses sean en la actualidad los gallegos que mayor esfuerzo tienen que realizar cada mes para abonar la cuota de alquiler o hipoteca de su vivienda principal. La recuperación de los precios en el municipio olívico ha sido mucho más rápida que en el resto de urbes gallegas, lo que ha provocado que después de seis años saltando entre la segunda y la tercera posición, Vigo cerrara el ejercicio 2017 a la cabeza en gasto por hogar con un desembolso medio de 385 euros en el caso de los arrendamientos y de 442 euros cuando el piso está financiado.

Los importes que se exigen actualmente por un piso en alquiler en el casco urbano vigués superan los niveles del año 2008 y 2009 y de media el incremento ha sido de 50 euros solo en los últimos doce meses. Así lo revelan las estadísticas por municipios del IGE, que sitúan a A Coruña en segunda posición con un pago medio de 368 euros mensuales. Tras años liderando este ranking, Santiago cae en este último estudio hasta la tercera plaza con un abono medio de 356 euros por hogar cuando se opta por el arrendamiento en lugar de adquirir un inmueble en propiedad. Los precios más asequibles están en Lugo, con una media de 297 euros, y Ferrol, que bate el récord de la década pero se queda en 234 euros mensuales.

La brecha entre lo que abonan los ferrolanos en concepto de alquiler y el gasto de los vigueses es de 151 euros. La distancia entre ambas urbes es todavía mayor en el caso de las hipotecas con 162 euros de diferencia. Pese a ocupar Vigo de nuevo la primera posición, en el pago de préstamos la situación está más equilibrada al cerrar el podio A Coruña con 429 euros y ocupar la capital gallega la segunda plaza con 430 euros.

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En cuanto a la modalidad de acceso a la vivienda, Vigo siempre ha destacado como la urbe gallega con menor volumen de inmuebles en propiedad y con más partidarios del alquiler, una realidad muy vinculada a su movilidad laboral y al hecho de que un cuarto de su población reside sola y eso dificulta dar el salto a solicitar un préstamo hipotecario. No obstante, la tendencia en este último lustro se ha frenado y ahora mismo es un 20% el volumen de hogares con gasto en alquiler frente al 22,5% de hace una década, mientras que A Coruña ha realizado el camino contrario pasando de apenas un 16% de peso del alquiler en su mercado inmobiliario en el horizonte de 2008 al 25% actual. El resto de urbes gallegas se sitúan entre un 19 y un 20%, por lo que la media indica que uno de cada cinco gallegos en áreas urbanas reside de alquiler.

En sentido contrario, es Pontevedra la ciudad en la que las familias más se deciden a adquirir un piso o casa en propiedad con un 23,5% de hogares con su vivienda principal hipotecada, ligeramente por encima de A Coruña y Santiago de Compostela. En estos momentos Vigo se sitúa en un 20%, por lo que por primera vez hay casi tantas familias hipotecas -22.538- como alquiladas -23.313-, según el último dato del IGE relativo a 2017.

Mayor esfuerzo

Lo que deja claro este estudio sobre condiciones de vida de los gallegos es que el esfuerzo que realizan los vigueses para hacer frente al pago de su vivienda principal es superior al del resto de urbes debido a que sus habitantes padecen los precios más elevados, pero no son las familias con los ingresos medios más altos de la comunidad. Esta posición la ocupa Santiago, a mucha distancia del resto de áreas urbanas de la comunidad, con 2.617 euros al mes por hogar, seguido de los 2.291 de Pontevedra. Vigo vendría a continuación con los 2.257 euros con los que cerró 2017, última anualidad computada, y ello gracias al subidón de 126 euros experimentado en solo un año. Los recursos que por término medio maneja una familia viguesa cada mes vuelven a situarse a niveles del año 2008 y 2009 después de casi una década de fuerte ajuste en los presupuestos familiares.

A excepción de la ciudad de Lugo, los vecinos del resto de la Galicia urbana han visto incrementar sus medios de forma continuada en los últimos tres años, siendo la capital gallega la que ha dado el salto más grande con una subida de 430 euros. Desde 2013 los ingresos medios por hogar en Pontevedra han pasado de 2.046 a 2.291 euros, mientras que A Coruña se sitúa como la más estable en este epígrafe con una leve mejoría de sesenta euros en el último lustro.

El IGE aporta también datos sobre la estructura de los ingresos familiares y revela en esta ocasión un retroceso de las situaciones extremas. Es decir, con respecto a hace una década, bajan los hogares que disponen de menos de mil euros al mes para hacer frente a todos sus recibos al tiempo que se resiente también el número de familias que disfrutan de una posición económica más holgada y que ocupan los dos peldaños superiores de la pirámide a partir de los 3.000 euros mensuales.

Los datos revelan un aumento de cuatro puntos del volumen de hogares con ingresos medios de entre 1.000 y 2.000 euros, siendo ya en la actualidad un 34,6% del total que representa a 38.819 familias. Curiosamente, también ha crecido en estos últimos diez años el grupo de hogares que disponen de 2.500 a 3.000 euros mensuales hasta el 12,3%, mientras que la franja anterior, entre 2.000 y 2.500 euros, se recorta ligeramente. A pesar de las bajadas ya mencionadas, en Vigo uno de cada diez hogares gestiona más de 4.000 euros al mes para sus gastos, el mismo porcentaje que en A Coruña y Lugo y superado ligeramente por el 11% de Pontevedra. De nuevo Santiago es la que acumula las rentas más altas con un 16,7% de las familias en esta holgada posición.

La capital gallega es también la urbe con mayor volumen de familias con ahorro mensual en alimentos y reparaciones domésticas porque producen ellos mismos los productos o los obtienen de familiares y amigos, un 33% del total frente al escaso 22 % de Vigo.