En el año 2013 la Xunta anunció un plan sectorial para crear una red de aparcamientos públicos que redujese la entrada de vehículos particulares en todas las áreas urbanas al tiempo que facilitaba el uso de coche compartido y el transporte público. En el área de Vigo se llegaron a identificar once zonas prioritarias que se dotarían con 3.290 plazas. Samil, Ifevi o Balaídos fueron algunas de las áreas señaladas por los técnicos, pero ninguno de estos proyectos llegó a ejecutarse como sí ocurrió en zonas próximas como Moaña, que puso su parking de Domaio en funcionamiento en febrero de 2015 y junto al recinto en el acceso al Corredor desde Broullón suma 105 plazas que redujeron notablemente el estacionamiento irregular en los márgenes de las carreteras más próximas a sus factorías.

En A Coruña también estaban previstos seis de los cuales se ejecutó uno en Lonzas y en Santiago cuentan con cuatro en Santa Marta, Pontepedriña, San Lázaro y Salgueiriños. La Xunta estimaba entonces que los usuarios de estos recintos podrían ahorrar unos 175 euros al año en las áreas intermodales (cambiando vehículos privado por transporte público) y entre 1.500 y 2.000 si se comparte coche para acceder al centro.