Una cita histórica mezclada con pasión futbolera que se vio empañada por la inesperada cancelación de dos vuelos. Estos fueron los principales ingredientes de dos juicios celebrados ayer en el Juzgado de lo Mercantil de Vigo por las demandas presentada por 46 hinchas celtistas que se quedaron "tirados" en el aeropuerto de Lisboa en mayo de 2017 al no despegar sus aviones por un fallo general en el sistema de abastecimiento de combustible que sumió al aeródromo luso en un caos en plena jornada, además, de visita del Papa a Fátima. Los viajeros iban a disfrutar al día siguiente del partido entre el Manchester United y el Celta de la semifinal de la Europa League. Al final llegaron al encuentro, pero in extremis y tras "buscarse la vida". Lo que sí se perdieron fueron las celebraciones previas en la ciudad inglesa, que se vio tomada por una marea celeste. "Un partido así no son solo esos 90 minutos en el campo; es disfrutar de los prolegómenos en la ciudad, encontrarse con los miles de aficionados, ver allí a Abel Caballero [el alcalde viajó y estuvo antes del encuentro con los aficionados]", resumió ante el magistrado uno de los seguidores afectados.

Ocurrió el 10 de mayo de 2017. Unos 60 de celtistas iban a viajar a Manchester desde Lisboa en vuelos de Ryanair y TAP. Pero una avería paralizó el aeropuerto. No había combustible. La incidencia afectó a decenas de aviones. Y entre ellos estaban los de los hinchas del equipo vigués. 19 de los perjudicados pleitean contra Ryanair, reclamando 12.200 euros. La compañía se allanó a pagarles más de la mitad de este cuantía (7.765 euros). Los 27 restantes litigan contra la TAP, a la que en total demandan 20.189 euros.

Además de lo que pagaron por los billetes, piden ser indemnizados por lo que gastaron en alojamiento, comida, traslados... Lograron volar desde Faro, en el Algarve portugués, pero al día siguiente, 11 de mayo, el mismo del partido, y tras buscar ellos esta alternativa. "Fueron abandonados a su suerte", describió Antonio Martiño, el abogado que los representa. El letrado hizo hincapié en que a sus clientes también les corresponde una cuantía por daño moral. "De lo que hablamos aquí es de un viaje para ver un partido de fútbol, hablamos de pasión; y la pasión no son solo 90 minutos, 22 jugadores y un balón, sino que es también todo lo demás que rodea al encuentro, poder reunirse antes con el resto de aficionados... ", expuso, incidiendo en la "zozobra, incertidumbre e impotencia" que sufrieron los celtistas ante el temor de no llegar a tiempo a la cita. "Si no es porque ellos buscaron soluciones, aún están hoy esperando en Lisboa", expuso.

Seis celtistas declararon en los dos juicios celebrados, uno por cada compañía. "Nos vimos abandonados en Lisboa, no sabíamos que iba a ser de nosotros", contó uno de ellos. Tras las cancelaciones, a algunos les ofrecían volar "días después" del partido. Pero nada más. Los propios aficionados encontraron un vuelo en Faro para la mañana siguiente y allí se trasladaron en un autobús que les ayudó a conseguir el Celta y en coches particulares. El viaje en autocar también tuvo su historia. El conductor estaba "muy cansado". "Casi se queda dormido y se sale de la carretera, le tuvimos que dar café para llegar a destino, pasamos miedo", relató otro chico.

Irrepetible

Los afectados incidieron en que aquel era un "partido histórico" que podría ser irrepetible. "Era un encuentro muy importante en la historia del Celta y además en un estadio como Old Trafford; con todo lo que ocurrió no lo disfrutamos igual", dicen. "Un partido de la Europa League no sucede todos los días", resumió su abogado. Aquella cita futbolística ante 80.000 espectadores al final acabó en empate y supuso la eliminación del equipo vigués de la competición europea.

Ryanair acepta pagar parte de la compensación reclamada, pero no así la TAP. Su abogado expuso en la vista que el problema de abastecimiento de combustible fue "general" y afectó a 300 vuelos en dos días. "Es algo ajeno a la compañía, una circunstancia extraordinaria y de fuerza mayor", señaló.