La llegada de Vitrasa propició su desaparición y ahora es la propia compañía quien 50 años después busca recuperarlos. Los tranvías, primeros vehículos colectivos que unieron barrios y parroquias acercando al centro a cualquier vecino permitiendo así el crecimiento de la ciudad, volverán a pisar asfalto vigués, o por lo menos, ser parte de su día a día.

Un "gemelo" de los viejos vagones que recorrían la ciudad aguarda en las cocheras de la carretera de Camposancos para ser admirado -y probablemente visitado- por los vigueses tras seis meses de restauración. No es uno de los tranvías empleados en la urbe medio siglo atrás, ya que no se conserva ninguno, pero sí es "el más parecido que hemos encontrado, es prácticamente idéntico", reconocía Juan Carlos Villarino, director general de Vitrasa.

La compañía lo adquirió en Zaragoza y lo cede al Concello para que lo emplace en algún punto estratégico de la ciudad. Y si en un principio esta ubicación era "secreta", la práctica culminación del proyecto de remodelación, lo llevará a "viajar" hasta los jardines de la Plaza do Emigrante, en Coia, donde se localizaban las antiguas cocheras de los tranvías, opción que se baraja con más fuerza desde el ayuntamiento.

El gobierno local también estudia que el vagón pueda ser visitado siempre y cuando quede preservada su conservación ya que está construido casi al 90% de madera. Las tareas de limpieza y adecuación fueron arduas y se prolongaron desde el pasado mes de junio, cuando recibieron el ejemplar.

"Hubo que restaurar prácticamente todo, no sé cambió nada del original a excepción de los dos perfiles, que al ser de madera estaban muy destrozados y eran insalvables", narra Villarino mientras explica que todavía restan un par de retoques finales en su interior. "Colocaremos las luces y un par de detalles más pero se ha trabajado mucho en él; se restauraron las ventanas, los cristales, se desmontaron las máquinas y reutilizamos el pantógrafo", especifica.

El tranvía 'vuelve' a Vigo

El tranvía 'vuelve' a Vigo

Visita a Vitrasa el día que Abel Caballero descubrió el tranvía rehabilitado // C. GRAÑA

Lo cierto es que si ya por fuera impresiona -y respeta también los colores blanco y rojo que vestían los tranvías de la ciudad- su verdadera belleza está en el interior. La madera es protagonista indiscutible respetando todos los detalles de la época. Los asientos con capacidad para 25 personas son reversibles ya que habitualmente había dos máquinas y paneles para dirigir la circulación, uno en cada extremo. Este vagón también conserva su timbre que anunciaba las paradas y las persianas originales adecentadas para la ocasión. "Nuestra idea es rendir homenaje al tranvía como uno de los primeros modelos de transporte colectivo en la ciudad coincidiendo con el 50 aniversario de Vitrasa", añade su director general.

Hasta su temporal emplazamiento se trasladaron ayer el alcalde Abel Caballero y el delegado de Zona Franca David Regades que aprovecharon también para adentrarse en la historia del viejo tranvía. Junto al director general de Vitrasa se adentraron en el reformado vagón y fueron conocedores de los meses de trabajo para que recuperase el aspecto casi romántico que lo caracteriza ahora.