Un problema global que escapa de las grandes concentraciones industriales o turísticas y azota cualquier ría o arenal. Y al menos en las islas Cíes lo hace para quedarse. El último informe del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente revela a raíz de un muestreo a lo largo de las cuatro estaciones del año en cuatro puntos concretos de la playa de Rodas que en solo 100 metros de arena fueron recuperados hasta 3.136 objetos de los cuales el 82% se correspondían con materiales plásticos y más concretamente, 1.104 residuos fueron microplásticos.

La cantidad de esta basura marina aumentó de forma constatable en tan solo un año: mientras en 2016 se detectaron hasta 2.184 objetos por cada 100 metros de playa, en 2017 ascendieron a los 3.136. Además de plásticos, los coordinadores de la campaña también detectaron altos niveles de residuos higiénicos, papel, metal o madera si bien la basura marina más frecuente fueron bolsas de patatas fritas, envoltorios, chucherías, bastoncillos de algodón, cordeles y, por supuesto, microplásticos, especialmente secundarios (formados a raíz de la fragmentación de objetos plásticos más grandes que se han ido desintegrando).

El tamaño de estas partículas no exceden del milímetro, y en su mayoría rondan los 0,6-0,8 milímetros, según el informe, aunque su afectividad al ecosistema así como las repercusiones ambientales todavía están bajo estudio. Uno de los investigadores más activos en este campo es Juan Bellas, jefe de Programa de Contaminación Marina del Instituto Español de Oceanografía.

Desde hace dos años lleva trabajando y analizando los efectos de los microplásticos en peces y moluscos, concretamente en el mejillón y larvas. "Estamos viendo que los microplásticos en sí como son químicamente inertes, es decir, no tienen efecto tóxico directo en los organismo; lo que sí observamos es que esta toxicidad puede estar derivada de los aditivos. Por ejemplo, al polímero plástico, para su uso se le añaden diferentes sustancias químicas que mejoran el uso del plástico y esto sí provoca ciertos efectos en los organismos. Además pueden actuar absorbiendo contaminantes que hay en el medio y siendo una fuente adicional de contaminantes hacia otros organismos", señala Bellas.

El investigador del IEO también es consciente de la mayor presencia de estos plásticos de pequeño tamaño en los océanos. "Son un problema ambiental, desde hace años se está viendo un crecimiento sobre todo en el medio marino. No conozco estadísticas sobre emisión del plástico pero una parte importante es debido a un mal uso del mismo. Está claro que hay que usarlo pero está llevando a extremos que pueden llegar a ser peligrosos. Actualmente se está produciendo mucho plástico y éste llega a los océanos tanto por parte de las industrias como por nuestro consumo", advierte el oceanógrafo, quien aboga por un uso más "adecuado" y "racional" del plástico.

Este informe de 2017, en el que también colaboran personal de la Xunta, revela otro dato interesante. Y es que se detectó una mayor concentración de estas micropartículas durante los muestreos de otoño en lugar de primavera, tanto que en Rodas, de media en las primeras estaciones se detectaron 47 micropartículas por metro cuadrado cuando a finales de año la cifra sube a los 437. ¿La explicación? Bellas apuesta por la "actividad turística". "Si ocurre que se detectan más microplásticos justo después del verano puede estar provocado por esta atracción turística, aunque no todo el plástico en el medio marino es por culpa de la actividad humana, pueden llegar de otros océanos; pero sí es verdad que el 80% del plástico marino viene de tierra", certifica el investigador vigués.