Las Cíes vivieron el jueves un día muy especial. El entierro de Germán Ramón Luaces (Chuco), el último habitante de las islas, no solo fue un momento emotivo para la familia y los amigos que lo acompañaron hasta el último momento. También ha sido el único sepelio que celebrado en Cíes desde el año 1949. Más de medio siglo después, las islas vivieron un entierro, que sirvió para cumplir el último deseo de Chuco: descansar para la eternidad en la isla que fue su casa.

La historia del cementerio de Cíes merece ser contada. A mediados de esta década, al Concello de Vigo empezaron a llegar rumores de que allí había personas enterradas. La concejala de Medio Ambiente, Chus Lago, decidió enviar a enterradores municipales y un capataz para comprobar si lo que se comentaba era cierto. Llegaron a la zona donde se sospechaba que había restos de tumbas. Una parcela que estaba completamente cubierta de hierbas y maleza. Trazaron una cuadrícula y se percataron de que los rumores eran ciertos. Descubrieron hasta cinco tumbas: un matrimonio, dos niños pequeños, una mujer y una persona desconocida. Se sigue investigando sobre la procedencia de esta última, pues al exhumar los restos se descubrió que este hombre tenía una bala en la cabeza.

El Concello procedió a la limpieza y desbroce del antiguo cementerio, se colocó una puerta de forja y se marcaron las tumbas de acuerdo a la diferente documentación y fotografías conseguidas y que fueron realizadas en 1984. Los trabajadores municipales procedieron a restaurar las tumbas lo más fielmente posible a su estado original. Repararon las cruces y los mármoles y los enterradores procedieron a la inhumación de los restos. Todas las personas que allí perecen, a falta de conocer la identidad del desconocido, o nacieron en las Cíes o tienen algún tipo de relación con las islas.

"El cementerio estaba completamente olvidado", asegura la concejala de Medio Ambiente. Antes de 2016, cuando el Concello procedió a su restauración, era habitual que en el antiguo camposanto se acumulara basura de todo tipo y que incluso los jóvenes hicieran botellón. Desde que el Ayuntamiento colocó una puerta y una placa avisando que se trataba de un cementerio municipal, los visitantes de la isla sí que empezaron a respetar la zona y ahora se encuentra perfectamente cuidado.

Las islas Cíes llegaron a tener una población de más de cien vecinos a principios del siglo XX, cuando trabajaban en las fábricas de salado de pescado, que echaron el cierre ante la aparición de la industria conservera.