Las pirámides de población de España, al igual que las de buena parte de Europa, dibujan la misma tendencia en prácticamente todas las ciudades: un adelgazamiento por la base, donde están representadas las capas de población más joven, y un ensanchamiento por la cúspide, que crece debido al envejecimiento demográfico y el aumento de la esperanza de vida. Vigo no es una excepción. Salvo en barrios que se salen de esa dinámica, como el PAU de Navia, la evolución olívica está en consonancia con la tónica general del resto de Galicia y España. Para atender las necesidades futuras de la sociedad, el número de residencias para mayores no ha parado de aumentar en los últimos años en Vigo.

A principios de 2018 la Consellería de Política Social computaba en el municipio 16 centros públicos y privados que sumaban un total de 1.606 plazas. A esa cifra se sumará previsiblemente en poco más de un año las 155 plazas que la empresa DomusVi -antigua Geriatros- prevé abrir en un nuevo complejo que se situará en la calle Pino, muy cerca del Hospital Vithas Fátima. Cuando la compañía hizo públicos sus planes, a finales de enero, reveló que su objetivo es tener listo el nuevo centro en 2020. Según los datos aportados entonces, el complejo tendrá nueve plantas y una superficie construida de 7.000 m2.

A principios de año abrió sus puertas también otro centro ubicado en pleno corazón del casco urbano: la residencia de Ballesol, un complejo de 117 plazas situado en Gran Vía, en la antigua parcela de Cluny. La residencia es la primera de la firma en Vigo y la segundo de toda Galicia.

A esa dotación de plazas se sumará ahora el centro que acaba de obtener licencia en Emilia Pardo Bazán, un complejo de 140 plazas -46 individuales y 47 dobles-, con espacio para aparcar 37 vehículos y un presupuesto de casi tres millones de euros.