Ingresó en la escudería viguesa de Fórmula Student, la mayor competición estudiantil de motor del mundo, al segundo intento. Pero a la temporada siguiente la eligieron team leader. La proporción de mujeres ha ido en aumento, pero dirige un grupo integrado por otras cinco chicas y 33 chicos. "El proyecto me parecía una oportunidad fantástica y fue un placer que me eligieran para dirigir. Supone muchos quebraderos de cabeza pero merece la pena. He tenido la suerte de tener unos compañeros fantásticos y en tres años no he sentido ninguna diferenciación". Otra cosa es fuera: "Dentro del equipo todos somos ingenieros y tiramos a una, pero cuando voy a las empresas todavía se sorprenden de que sea chica. Y entonces tienes que explicar que este proyecto no es cosa de hombres ni de mujeres".

María y otra joven sevillana son las únicas directoras de equipos españoles de Fórmula Student y la competición refleja la realidad actual de un sector mayoritariamente masculino. Aún así, ella ha empezado el máster en Automoción. "Hay opiniones diversas y depende mucho de las empresas. He hablado con mujeres que están contentas y otras que dicen que pervive mucho machismo, incluso en las jergas. La incorporación cuesta pero vamos a poco a poco y es un ámbito que me gusta mucho y en el que quiero probar. Cuando las niñas vean que no hay carreras masculinas ni femeninas, sino que deben optar por lo que les gusta, ahí cambiarán las cosas", confía.

Hace solo unos días que defendió su trabajo fin de grado, en la especialidad de Organización Industrial, y para el que investigó las motivaciones de las universitarias. Su tutora fue Ana Mejías. "Entrevisté a 514 chicas de los tres campus y las que estudian ingenierías no lo hacen por vocación, sino que eligieron la carrera por sus salidas laborales. Sin embargo, sí están dispuestas a asumir cargos de responsabilidad. No es que no quieran, es que existen barreras sociales y estereotipos que conforman el techo de cristal", destaca.