Los operarios de la XER, la conocida como "zona azul", intensifican sus protestas. Los empleados -en huelga desde hace casi 80 días- han decidido iniciar un encierro en las instalaciones de la compañía, situadas en la calle Pracer. A mayores los siete trabajadores despedidos por la empresa y otros dos controladores empezarán hoy una huelga de hambre. Su objetivo es que el Concello rescinda el contrato con Dornier, la firma adjudicataria del servicio de estacionamiento regulado en la ciudad.

El encierro en las oficinas de la compañía empezó ayer. Los 28 trabajadores de Dornier se apostaron por la mañana y de forma indefinida en las instalaciones de la empresa, donde prevén permanecer hasta que la situación se resuelva. Los empleados critican que tras 79 días el Concello no ha hecho "absolutamente nada para poner soluciones". Hace semanas el Gobierno municipal anunció la apertura de un expediente que previsiblemente acabará con la rescisión del contrato por incumplimiento. Sin embargo el trámite administrativo aún no ha concluido, una circunstancia que el Concello achaca a que está buscando "todas las garantías jurídicas" ante un previsible recurso por parte de la adjudicataria.

El grupo municipal de Marea de Vigo, ayer, lamentó que la plantilla de la XER no haya sido recibida por el alcalde ni haya obtenido respuestas por parte del Gobierno local. Marea reclamó al regidor que busque una solución para los trabajadores de la "zona azul" .

El Bloque Nacionalista Galego también reclamó al Gobierno local que deje "de engañar al personal en huelga de la XER" y resuelva el contrato.

Los empleados de la XER llevan movilizándose desde hace casi tres meses, una medida con la que, junto a los encierros y la huelga de hambre, buscan un cambio en la concesión. Según denuncian, el conflicto deriva de que la nueva empresa logró hacerse con el contrato tras rebajar un 30% el coste previsto inicialmente en el concurso público. La primera consecuencia de esa adjudicación a la baja -señala la plantilla- fue el despido de siete operarios a pesar de que Dornier estaba obligada a subrogar a toda la plantilla.

Como medida de presión la semana pasada los trabajadores se encerraron en las dependencias del Concello. Los puestos de cobro también permanecen precintados.