Todo quedó en una falsa alarma. Pero el susto fue mayúsculo. Ocurrió ayer en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo. Una víctima que comparecía sufrió una crisis de ansiedad y se llamó a forenses y 061. Cuando la atendían surgió, en su historial, el dato de la tuberculosis, enfermedad contagiosa. Se activaron las alertas. El juzgado informó al decano, que avisó a la Xunta. Los forenses del Imelga contactaron con el centro de control de la patología, en el Nicolás Peña. El mensaje desde allí fue al final de tranquilidad, confirmaron fuentes de la Xunta: no había que activar el protocolo -ni hacer pruebas a la plantilla del juzgado ni a las demás personas que estaban allí- al no existir riesgo de contagio. Al parecer, según otras fuentes, era un diagnóstico antiguo.

Alternativas na Xustiza resaltó que las pésimas instalaciones del juzgado, con la sala de víctimas muy pequeña por ejemplo, favorecería que "cualquier contagio se expandiese" en caso de una alerta real.