La AP-9 no solo destaca por el alto coste de sus peajes. Desde que hace varias semanas la DGT activó el nuevo radar de tramo en los túneles de Candeán y A Madroa lo hace también por sus controles de velocidad. Según los datos oficiales de Tráfico, a lo largo de la Autopista del Atlántico hay seis cinemómetros fijos que controlan que los conductores no se pasen con el acelerador. De ellos la mitad se distribuyen por Vigo: dos en el acceso a la ciudad y el nuevo dispositivo que desde la penúltima semana de octubre garantiza que los vehículos no excedan los 100 kilómetros por hora entre los puntos 155 y 149.480 de la autopista en sentido decreciente. Con seis radares estables, la AP-9 se convierte en la autopista de peaje de concesión estatal -no se incluyen los viales liberados ni las concesiones de titularidad autonómica- más vigilada por este tipo de sensores.

Las tablas de la DGT muestran que -en número de cinemómetros- solo se le aproximan la AP-6, la Autopista del Noreste entre Villalba y Adanero; la AP-68, la Vasco-Aragonesa, y la AP-7, la Autopista del Mediterráneo, un único vial kilométrico que se gestiona sin embargo en varias concesiones. En todos los casos Tráfico computa media decena de radares fijos, uno menos de los que ahora soporta la Autopista del Atlántico. En el caso del corredor del Mediterráneo, la DGT contabiliza cinco radares fijos en la autopista AP-7 -tres en Castellón y uno en Valencia-, mientras anota varias decenas en la autovía A-7. Desde 2004 los tramos gratuitos se renombraron A-7 y los que están gravados con peaje, AP-7.

Radares vijos en las autopistas de peaje en España

Radares en Vigo: la 'malla' que vigila el área metropolina

El nuevo dispositivo de tramo de los túneles de Candeán y A Madroa se activó el 20 de octubre y se convirtió en el segundo de ese tipo de toda la autopista. El otro está situado en la provincia de A Coruña, en el acceso a Ferrol. El sensor controla que la velocidad media de los vehículos que circulan entre los puntos kilométricos 155 y 149.480 en sentido decreciente y en dirección Rande no exceda de los 100 km/h. En el caso de los coches que se desvíen hacia el centro de Vigo una vez rebasado el dispositivo, la DGT asegura que el cinemómetro está preparado para detectar también las infracciones que se cometan al pasar bajo el sensor.

Los radares de la AP-9 refuerzan la "malla" de cinemómetros que operan en la comarca. Solo en la autovía A-55, que enlaza Vigo con Porriño, se distribuyen media docena de radares estables, a los que se suman los sensores móviles. Con ese control la DGT busca atajar la elevada siniestralidad del tramo, que soporta el "punto negro" con peores datos de la red estatal. A esos cinemómetros se suman otros distribuidos en diferentes carreteras de la comarca olívica. En la N-550, a la altura de Os Valos, en Redondela, opera de hecho uno de las cabinas que más infractores "caza" de toda España. En solo 10 meses tramitó 15.200 denuncias, lo que arroja un saldo de 50 sanciones diarias. Para garantizar que los conductores utilizan el cinturón, la DGT dispone también de cinco cámaras entre Vigo y Redondela.