Completamente vacía en pleno San Teleco. La plaza Miralles ofrecía hace apenas dos meses una imagen insólita que la Universidad pretende reproducir a partir de ahora en todas las fiestas estudiantiles. El equipo rectoral ha pedido la colaboración de los estudiantes para evitar los "macrobotellones" fuera de las zonas autorizadas para las celebraciones patronales de los centros. Y éstos han recogido el guante: "Estamos completamente de acuerdo. La imagen es muy mala y nosotros somos los damnificados. No convocamos estas concentraciones y la institución pierde la confianza en nosotros cuando les proponemos organizar actividades".

"Apostamos por las fiestas universitarias, con actuaciones musicales y en las que la gente coma y beba con moderación. Pero la ingesta masiva de alcohol está fuera de lo que se espera de la institución. No tiene mucha lógica que un campus se utilice para esto y que además vengan menores de edad", sostiene el rector, Manuel Reigosa, sobre la nueva política "antibotellón" de la universidad viguesa.

"Es un tema complejo y nuestra intención es ir limitando los efectos del "botellón", algo que hasta ahora no ha sido capaz de hacer ningún equipo de gobierno porque no se puede prohibir que los ciudadanos se muevan por un espacio público abierto", añade.

Durante años, Miralles, reunió a miles de universitarios llegados de toda Galicia durante la celebración de las fiestas patronales de Telecomunicación e Industriales. La plaza acogía conciertos y puestos de comida con la pertinente autorización de la Universidad y la afluencia alcanzaba tales dimensiones que era recogida habitualmente en las noticias de medios nacionales. Hasta que en 2007 trascendieron decenas de intoxicaciones etílicas, la mayoría de jóvenes menores de edad, y el Rectorado vetó las celebraciones en la plaza así como su coincidencia con viernes o vísperas de festivos.

Desde entonces, las fiestas solo pueden celebrarse en los espacios habilitados en los propios centros. Aún así, en Miralles siguieron concentrándose centenares de jóvenes para beber alcohol a los que la Universidad no desalojaba aduciendo el carácter público de la plaza.

Pero el nuevo gobierno cuenta con el respaldo de los propios estudiantes, en colaboración con los guardias de seguridad del campus, para convencer a los jóvenes de que no permanezcan en esta zona.

Y la alianza funcionó por primera vez el pasado 27 de septiembre durante el San Teleco. "Desde el equipo de gobierno nos habían comentado que querían acabar con los "botellones" y fomentar otro tipo de actividades. Subimos a Miralles a la hora que empieza a acumularse la gente y los convencimos para que bajasen al aparcamiento de la escuela, donde la fiesta está controlada, y además hay puestos de comida y conciertos. Y además no molestamos a nadie porque ese día no hay clase. Fue un trabajo increíble de los compañeros de la organización y se consiguió algo que el personal de seguridad nos decía que no ocurría desde hacía más de 10 años", destaca Alfredo González, presidente de la delegación de alumnos de la escuela.

"Es difícil ponerle barreras al mar, pero no queremos que nuestra fiesta se descontrole y ocurra lo de hace años, cuando se prohibió celebrarla en Miralles. Desde entonces nos hemos ido ganando una confianza y el balance del último San Teleco es muy bueno. Participaron unas 6.000 personas y solo hubo dos asistencias, una por consumo de alcohol y un herido por pisar una botella de cristal", añade.

La otra gran cita del calendario festivo universitario tiene lugar en marzo para honrar a San Pepe, el patrón de los ingenieros industriales. Tras el veto para celebrarla en Miralles y a falta de actividades en la propia escuela, más allá de las organizadas desde la dirección, los alumnos acuden a fiestas nocturnas en locales de la ciudad. Pero la tradición del "botellón" en el campus durante el día sigue viva. La última vez, la coincidencia del buen tiempo y el inicio de la Semana Santa propiciaron una de las concentraciones más multitudinarias de los últimos años.

"San Pepe no tiene nada que ver con el "botellón". No queremos que se vincule con nosotros y tratamos de no incitarlo porque no da una buena imagen de la Universidad ni de nosotros. Es muy difícil de controlar, pueden ir menores y lo único que se consigue es que acaben por prohibirnos las celebraciones estudiantiles. Nosotros le pedimos al rector que corte la plaza Miralles para evitarlo y desde la delegación, con el apoyo de la propia escuela, vamos a intentar organizar este curso actividades deportivas y de ocio, como conciertos de bandas de los propios alumnos. Queremos recuperar la esencia de la fiesta e involucrar también a profesores y trabajadores", señala Raquel González, representante estudiantil.

Tras el logro de San Teleco, la erradicación de los "botellones" en el campus parece más factible. "Posible es. Entre todos tenemos que llegar a la mejor solución. Se trata de organizar una fiesta para que todos podamos disfrutar con seguridad en lugar de beber en la plaza desde las doce de la mañana hasta caer y después bajar a Vigo en quién sabe qué estado", lamenta.

Pero antes de que los ingenieros industriales celebren su patrón, otros dos centros, Biología y Minas, acogerán este mes sus respectivas fiestas estudiantiles, San Alberte y Santa Bárbara. Aunque su poder de convocatoria es mucho menor y no suelen originar grandes concentraciones en el campus, sus delegaciones de alumnos también apoyan la supresión de los "macrobotellones".

"Es una buena medida. Los alumnos de Teleco llevan años pidiendo a la gente que no vaya a Miralles, pero aunque allí no es la fiesta oficial se sigue concentrando gente. Ese día ya sabes que es mejor no coger el autobús que baja del campus a las 7 o las 8 de la tarde. Las fiestas tienen que celebrarse en los centros y el único alcohol que debería haber es el que se sirve allí", comenta Javier Echave, de la delegación de alumnos de Biología.

San Alberte se celebrará el día 15 y, además de la actuación de un dj, se desarrollarán juegos como carreras de sacos o partidas de ping-pong. "Todos los años desde la delegación y el decanato se organizan actividades culturales como conferencias, el concurso de dibujo o la exposición de setas. La fiesta tiene que ser algo más que beber alcohol", subraya.

Y dos semanas después, el jueves 29, la Escuela de Minas y Energía homenajeará a Santa Bárbara. "Desde el principio nuestra fiesta ha tenido un planteamiento diferente porque no tenía tanta tradición como San Teleco o San Pepe. Organizamos un mes cultural con charlas y competiciones deportivas. Y este año queremos recuperar la churrascada de hace años. Será en el aparcamiento del edificio Fundición y estará amenizada por algo de música", revela Jesús Rico, delegado estudiantil.

Los alumnos de Minas defienden a los de "Teleco" e Industriales. "Los "macrobotellones" gozan de un gran poder de convocatoria y dan muy mala imagen, pero ellos no tienen nada que ver. Al contrario, por culpa de ellos a veces les impiden organizar cosas. La Universidad también es fiesta, claro que sí, pero hay que disfrutar de forma natural y respetuosa", concluye.