Para no pocas familias de Chapela y Teis la banda sonora de sus hogares no se compone solo de conversaciones en el cuarto de al lado, el sonido de la tele y la radio o el tono de los móviles. En sus casas se cuela también otro ruido, menos deseable y que nadie ha invitado: el molesto zumbido del tráfico de la AP-9, que en su acceso a Vigo transcurre a escasos metros de casas y edificios. Desde hace tiempo los vecinos de ambos barrios salen a la calle de forma periódica -de hecho han anunciado ya otra movilización, aún sin fecha- para exigir a Fomento y Audasa que instalen pantallas acústicas. De momento solo Chapela parece haber logrado su objetivo. La semana pasada el Consejo de Ministros aprobó una adenda al convenio con la concesionaria de la AP-9 que contempla adoptar medidas "para la reducción del ruido". El texto no hace mención a Teis, a pesar de que hace un par de años Fomento trasladó a Audasa la urgencia de atajar el problema del barrio.

La contaminación acústica supone un quebradero de cabeza en la zona por dos razones. La primera, por la proximidad de la AP-9 a núcleos poblados, donde se alzan casas y edificios. Ocurre en Teis y también en ciertos puntos de Cabral, donde la asociación vecinal ya ha reclamado pantallas acústicas. El segundo factor es el intenso tráfico que registra el acceso de la autopista. En 2016 las mediciones oficiales de Fomento arrojaban una intensidad media de 61.500 vehículos. El nuevo estudio, que acaba de divulgar el ministerio -con datos de 2017- eleva ese tránsito a 62.500, lo que supone que cada 24 horas el acceso de la autopista soporta un millar más de vehículos. La medición está tomada a la altura de Chapela, por lo que registra tanto el tráfico que se dirige o procede del centro de Vigo como el que llega o va hacia Cabral.

El acceso de la AP-9 a Vigo no es el único tramo que ganó demanda entre 2016 y 2017. Durante ese mismo período el tráfico del conjunto de la AP-9 repuntó un 3,89%. Lo que corroboran los nuevos datos sobre el uso de la AP-9 en Chapela es que el 7% de los vehículos que la usan son transportes pesados. O lo que es lo mismo, cada jornada atraviesan el vial 4.400 buses y camiones. El dato es significativo, ya que influte en la contaminación acústica que aguantan los vecinos.

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El mapa de ruido de 2012, de carácter oficial, concluía que el intenso tránsito motivaba que en el trecho de 3,8 kilómetros de la AP-9 que se adentra en Vigo hubiese 600 hogares y 1.600 personas expuestas a más de 65 decibelios (dB), lo que las situaría fuera del objetivo de calidad acústica para zonas residenciales. En total el número de vecinos que soportan más de 55 dB -el nivel máximo establecido para las noches- ascendía a 13.500. El propio Fomento situaba el trecho como uno en los que resultaba más urgente actuar de España.

El último estudio elaborado por el Concello sobre ruido en la ciudad concluye que, en conjunto, en 2017 había 10.100 personas en la ciudad expuestas a más de 55 dB a causa del tráfico de la A-55, la AP-9 y la PO-552. Por encima de 65 dB, el informe identifica a 800. Fomento todavía no ha hecho público sin embargo el estudio específico que analiza la AP-9 y actualizará el elaborado en 2012. En toda la ciudad el análisis del Concello concluye que hay 59.400 personas que soportan más de 65 dB, dato en el que se incluye el tráfico urbano.