Un matrimonio y un oficio conjunto que mantuvieron la misma duración hasta ahora: 42 años. Este es el caso de A Tenda de Suso, el ultramarinos más antiguo de Bouzas (lleva más de 50 años abierto) en el que Suso y Conchi estuvieron detrás del mostrador hasta ayer, el día en que la puerta se cerró para siempre debido a la jubilación de la pareja.

Una labor que empezó por casualidad a los 15 años como chico de los recados para unos primos y que ahora, a sus 66, le ha dado un oficio y a su mujer, Conchi. Este recorrido vital corresponde a Suso, dueño de A Tenda de Suso, el ultramarinos más antiguo de Bouzas, que ayer echó el cierre para siempre tras décadas de actividad en el barrio.

La mañana comenzó y acabó de las misma forma: entre abrazos de la clientela fiel (entre 150 y 200 personas calculan los dueños) y lágrimas emocionadas de la pareja por el cariño de la gente del barrio y por dejar atrás el negocio de toda una vida. Como detalle final, Suso y Conchi pusieron en liquidación todos los alimentos, con precios simbólicos desde 0.99 hasta los 2 euros, y ofrecieron en una pequeña mesa bebidas y algo de picar en su último día tras el mostrador. "Empezamos a trabajar juntos aquí en 1976 después de casarnos y hasta hoy. Ahora nos machacan las grandes superficies comerciales, pero cuando empezamos no había competencia y servíamos hasta a los barcos", aseguró Suso.

El sexagenario nació en Monterroso (Lugo) pero vive desde que se casó cerca de Peinador, aunque considera Bouzas como su "verdadero hogar". "Los clientes ya son amigos, una familia. Hoy es un día difícil pero feliz porque llegamos a nuestra meta, que era jubilarnos juntos y vivir de del trabajo de todo este tiempo", comentó satisfecho. Ambos se sienten afortunados y aprovecharán el tiempo que tienen por delante para cuidar de su nieto de dos años y viajar, ya que admiten que en 42 años que llevan al frente de la tienda, "no tuvieron nunca más de tres días de vacaciones". "Nos levantábamos a las 5.30 y acabábamos la jornada a las 20.00. Pasamos muchos meses abriendo domingos, festivos y fines de semana sin excepciones", afirmó Conchi con pena.

A diferencia de otros ultramarinos, A Tenda de Suso se diferenciaba por el carácter casero de los productos, ya que los grelos, kiwis o manzanas los cultivan ellos mismos. Además, los chorizos o las castañas los compraron siempre en una aldea de Antas de Ulla donde se producen estos alimentos. Parte de los clientes eran conocedores de la pasión de Conchi por los centros de flores y habitualmente le encargaban algunos para bodas o comuniones. La pareja aseguró a sus allegados que seguirán yendo a Bouzas y se prometieron comprar en tiendas como la suya "para que no se pierda la tradición".