-La conexión con París es una demanda histórica del aeropuerto, de PSA y de otras muchas empresas de la comarca. ¿Por qué por ahora no llega sin ayudas municipales?

-Hay que tener en cuenta que las aerolíneas tienen recursos limitados y deben ver dónde los ponen. Si los destinan en una terminal lo están quitando de otra, y ellas tienen sus cifras de rentabilidad. Por el momento regresó en 2018 y en abril estará de nuevo aquí. Si la ocupación es buena las compañías sabrán que es rentable y sostenible.

-En cambio, sí se han logrado ampliar el número de rutas en temporada baja respecto a los dos últimos inviernos.

-Estamos muy contentos con la apuesta de Binter, que ofrece rutas a Gran Canaria y Tenerife que no había el año pasado. Además, también extendimos la conexión con Valencia. Son mejoras muy importantes.

-Este invierno saldrán más aviones del Imserso desde Vigo, aunque se desconoce todavía si aumentará el número de plazas. ¿Se deberían operar más vuelos específicos desde Peinador?

-Este tipo de operaciones hacen que no seamos estrictamente estacionales. Eso sí, la política de asignación de vuelos excede a nuestras competencias.

-Uno de los principales temas de debate en Galicia es si pueden convivir los tres aeropuertos de la comunidad. ¿Hay mercado para todos?

-Pueden hacerlo y la prueba de ello es que estamos creciendo los tres. Hay rutas que compartimos y otras que están en uno u otro, pero los tres mejoramos nuestros números. El objetivo al final es que los ciudadanos tengan los servicios que necesitan.

-En primavera le tocó vivir uno de los episodios más difíciles desde que está en el cargo con la sustitución del sistema antiniebla y la pérdida de más de 20.000 pasajeros.

-Fue el peor momento en este primer año. Era una obra necesaria que estaba planificada, replanificada y para la que hicimos muchos estudios sobre la idoneidad del momento. Cuando llegué al aeropuerto hice otra revisión para estar completamente seguros de que se iba a hacer en el mejor momento. Luego la meteorología no nos ayudó nada y tuvimos el peor mes de junio que se podía haber tenido. Fue muy duro, pero sobre todo porque no fue algo que decidiésemos de hoy para mañana, sino que estaba muy meditado y el tiempo nos lo boicoteó.