Existen fórmulas magistrales, diversidad de métodos; pero la realidad es que, hasta hace unos años, la caída del cabello era algo que no parecía tener una solución. Muchas personas perdían poco a poco densidad de pelo y se veían abocadas a sufrir una pérdida irreversible.

Pero en estos años, la tecnología ha avanzado a un ritmo frenético acarreando consigo innumerables novedades que hacen posible acabar con este problema.

En el terreno de los injertos capilares es donde más cambios podemos observar. Hace décadas, se recurría a la extracción de folículos con fragmentos de piel para su reinserción manual en las partes afectadas por la calvicie. Ahora, el injerto capilar se realiza a través de sofisticados procesos en los que los médicos expertos y su equipo analizan, revisan y extraen todos los folículos de zonas muy concretas para repoblar aquellas que requieren de una mayor cantidad de pelo.

Esto es lo que se conoce como técnica FUE y es la que más presencia ha ganado dentro de la trayectoria de los implantes de pelo.

Su funcionamiento radica en la realización de microinjertos que llegan a veces a las 5.000 unidades foliculares (lo que se traduce a un total de entre 10.000 y 12.000 cabellos). Para ello, se extraen dichas unidades de una zona donante previamente rasurada para facilitar la extracción. Después, mediante un uso tremendamente preciso de los aparatos y tecnologías implicados en el proceso, en Clínica Novoa particularmente se realiza con robot, se procede a injertar uno por uno los folículos extraídos para que, gracias a la vitalidad y fortaleza que poseen, vuelva a poblar la zona que lo necesite.

Los resultados son apreciables a partir de aproximadamente los 12 meses, por lo que se trata de un tratamiento cuyos resultados no son apreciables de inmediato pero si son duraderos en el tiempo.