A punto de cumplir tres décadas desde su creación -abrió sus puertas en noviembre de 1988- la Oficina Municipal de Control de Tráfico del Concello de Vigo ha evolucionado hasta tal punto que hoy ese Vigo caótico que pocos foráneos se atrevían a abordar en coche está consiguiendo desterrar esa imagen. Pero, ¿Qué ocurre exactamente dentro de ese centro de control, para que un local de apenas 60 metros, pueda manejar más de 300 kilómetros de calles?

Al cruzar la puerta de la sala, nos topamos con un semáforo de cuatro cruces con su correspondiente regulador mecánico -la informática rige los de hoy- que nos traslada a los años 60.

De un color rojo carruaje, estos mecanismos colgaban sobre una intersección en la que concurrían cuatro calles, para repartir los tiempos y frecuencias de cada cruce. Junto a él, equipos informáticos, o paneles en desuso comparten espacio con la maquinaria más moderna que ahora marca el ritmo. "Recuperé este semáforo 'in extremis', cuando ya estaba desahuciado, y mantuve algunos ordenadores de entonces, porque quería tener aquí algo de los orígenes de esta oficina", relata con cierta nostalgia el Jefe de la Oficina de Control, también por entonces, Antonio Carrera. Es un pequeño museo que convive con los equipos más avanzados.

La mano que mece el tráfico en Vigo

La mano que mece el tráfico en Vigo

Gracias a ellos, los técnicos que trabajan en esta sala pueden ser más efectivos a la hora de organizar la circulación. "Nuestra labor es controlar el tráfico y las colas". Así, de un modo muy sencillo, explica el operador Diego Sánchez en qué consiste su trabajo. Pero detrás de esas simples palabras hay todo un entramado tecnológico que incide en las decenas de cruces, en los 249 semáforos con los que cuenta la ciudad olívica, y en los 667 vehículos por cada mil vigueses que circulan por ellas. Más de dos tercios de estos viales están vigilados por 100 cámaras, cuya señal llega al gran panel recién adquirido, y que viene a sustituir al anterior, que tenía una resolución visual mediocre. "Tienen una calidad de imagen 4K", comenta Adriana Sayáns, coordinadora de este centro de control. Habla en plural, y es que, al recién instalado "vídeo wall", hay que añadir un segundo, que se adquirió en 2017, y que suplió a un panel sinóptico con un sistema de leds cuya tecnología, ya obsoleta, era poco operativa. "Con el nuevo panel, cualquier modificación de calle, o de cruce semafórico se hace instantáneamente"., añade Sayáns.

En definitiva, ellos son los que tocan las teclas de las conexiones circulatorias de Vigo, y a la postre, los responsables de que un conductor pase más o menos tiempo, esperando a que un semáforo se ponga en verde. "Están programados y van a funcionar con esos tiempos que tienen programados. El ciclo de 75 segundos es el nocturno, de 90, el diurno, y el de 110 segundos es el de las horas punta, pero luego, desde aquí se pueden modificar esos tiempos en función de las necesidades, por ejemplo, cuando en una intersección, uno de los accesos está saturado", aclara Carrera, al tiempo que Diego, el técnico de sencillo lenguaje apostilla, "yo desde aquí, le digo: 'Mira, pon ese semáforo, en vez de 30 segundos, 45 segundos de verde.' Y aligeramos esa situación". Obviamente, no hace ese cambio con una orden por su voz, si no manipulando su teclado, pero así Diego nos ayuda a entender, de un modo más coloquial, cómo funcionan aquí las cosas.

Así es la mejor tecnología antiatascos de Vigo

Así es la mejor tecnología antiatascos de Vigo

Todo está medido al milímetro para que no se produzcan los colapsos o las congestiones de tráfico que, sin embargo, no siempre se evitan, y es que hay factores como el humano o el meteorológico que, de momento, escapan al control remoto. Aquí también se hacen planificaciones simuladas con animaciones para los cambios eventuales o definitivos de las frecuencias del rojo, verde y ámbar en casos como las obras en la calle, nuevos barrios como el de Navia, instalaciones públicas como el Hospital Álvaro Cunqueiro, cambios en trayectorias, eventos especiales, -Navidad, Carnaval, una carrera popular, una manifestación- o nuevas señalizaciones horizontales como es el caso de las turboglorietas.

Vigo, pionera en informar de tiempos de desplazamiento

Los 100 kilómetros de cruces libres de cámaras se controlan por las espiras, paneles de sensores embebidos en la calzada, que al paso de los vehículos emiten pulsaciones que, con la matemática más simple, permiten calcular si el tráfico en esa zona es fluido, lento o normal. Otro de los servicios que esta oficina ofrece al conductor son los tiempos de desplazamiento. Diez paneles repartidos por toda la ciudad avisan de lo que tardaría un automóvil en ir de un punto a otro, tras aplicar ciertos algoritmos a los datos por bluetooth que emite el coche o el teléfono móvil del usuario que realiza ese trayecto. Vigo es una de las ciudades pioneras de España en este sistema, y la primera en ponerlo en práctica.

Aunque esta sala de tráfico tiene una única finalidad, en casos excepcionales, tira de su tecnología para atajar problemas cuando los objetivos de sus cámaras muestran imprudencias que puedan generar peligro. Ocurre en los túneles que cuentan con un sistema de detección automática de incidencias. "A través de visión artificial, avisa de situaciones anormales: una persona caminando por el túnel, un vehículo detenido o algo que esté en la calzada", comenta Antonio Carrera, que recuerda haber visto "de todo". Cuando se dan estas situaciones, desde esta sala se advierte a la policía.