En la AP-9 las velocidades son relativas. Al menos las de los trámites que afectan a sus peajes. Las subidas de tasas se aceleran hasta alcanzar "marcas de Fórmula 1" que permitirán a Audasa encadenar tres incrementos de tarifas en menos de un año. Cuando se trata de suprimir un gravamen, sin embargo, ese ritmo baja hasta el punto de que los avances -si los hay- son prácticamente inapreciables. El Consejo de Ministros acaba de dejar un ejemplo de esa doble marcha. Durante su sesión de ayer el Gobierno dio luz verde a dos subidas extraordinarias de los peajes de la AP-9 que supondrán, en conjunto, un encarecimiento del 2%. A ese porcentaje se suma el incremento del 1,9% que ya se aplicó en enero para adaptar las tasas a la evolución del IPC. En menos de 12 meses Audasa verá así cómo sus gravámenes en la Autopista del Atlántico se disparan un 3,9%, una cantidad que probablemente vuelva a aumentar en apenas dos meses, cuando las concesionarias y el Ejecutivo central se sienten a negociar la actualización de las tarifas para ajustarlas al alza del IPC.

Esa velocidad de crucero a la hora de encarecer los gravámenes de la AP-9 contrasta con la lentitud de los trámites para suprimir el peaje entre Vigo y Redondela, que el Gobierno presidido por Mariano Rajoy se había comprometido a concluir en julio de 2018. Tres meses después de que expirase ese plazo, nada se sabe de cuándo se levantará el pórtico. Tras el cambio de colores al frente de Moncloa, los nuevos responsables de Fomento aseguraron que sus predecesores no habían gestionado la liberación del tramo. El gobierno socialista mantiene los planes de acabar con el gravamen de Redondela, pero es reacio a fijar una fecha.

Durante su visita a Vigo, a principios de mes, el ministro José Luis Ábalos, se limitó a explicar que su equipo se ha dirigido en varias ocasiones a Audasa para presentarle una oferta económica. "Es un compromiso de otro momento, pero lo vamos a mirar y estamos pendientes de que Audasa conteste", comentó el titular de Fomento. En una entrevista concedida a FARO, Ábalos iba un poco más allá y apuntaba que la liberación del tramo Vigo-Redondela acarreará probablemente un aumento de demanda en el vial. "El problema que nos vamos a encontrar es que va a concentrar mucho tráfico e igual tenemos que ir a una ampliación, a un tercer carril, por ejemplo", señalaba.

El fin del peaje de Redondela es una vieja reclamación que ha suscitado un respaldo unánime de vecinos, empresarios, instituciones y partidos políticos. Tras meses exigiendo su supresión, en enero el exministro de Fomento, Íñigo de la Serna, se comprometía a eliminarlo en julio. El gravamen penaliza al área olívica por partida triple: es el único tramo de circunvalación urbana de la AP-9 que sigue gravado con peaje -algo que no ocurre en Pontevedra, Santiago o A Coruña-; soporta además una de las tasas más elevadas, que obliga a desembolsar 0,9 euros por un recorrido de poco más de 8 kilómetros; y encarece un vial importante para la industria portuaria. Ahora mismo la AP-9 es la única alternativa para que el transporte pesado no atraviese el centro de Vigo en sus frecuentes viajes entre los muelles y las naves de Redondela.

La subida de peajes del 2% aprobada ayer en el Consejo de Ministros oculta, en realidad, dos incrementos del 1%. El primero sirve para compensar a Audasa por las obras de ampliación de la AP-9 en los accesos de Vigo y O Morrazo, el puente de Rande y el entorno de Santiago de Compostela. En el convenio pactado en 2011 por Fomento y la concesionaria se recogía que esta última vería compensada su inversión con un aumento de peajes anual y acumulativo del 1% durante dos décadas. El otro 1% resarce a Audasa por las bonificaciones para coches en los viajes entre Vigo-Pontevedra, Pontevedra-Morrazo, Pontevedra-Vilaboa y Rande-Vigo. Por esa misma razón en 2019 y 2020 se aplicarán sendas subida del 0,8%. Durante los dos próximos años, por lo tanto, habrá dos alzas extraordinarias, además de las ordinarias vinculadas al IPC.

Una vez aprobada la subida en Consejo de Ministros, desde Fomento reconocían ayer que se hará efectiva "en los próximos días". A la espera de que se concreten los redondeos, el peaje entre Vigo y A Coruña aumentará 31 céntimos para los turismos hasta quedarse en 15,81 euros. A modo de ejemplo, Fomento avanzaba ayer que el recorrido A Coruña-Santiago se encarecerá 10 céntimos, lo que lo dejaría en 6,5 euros. La subida del 1% en 2018 por las obras de ampliación estaba condicionada a que los trabajos finalizasen antes de enero. En Rande aún se ven operarios. El incremento redundará en la caja de Audasa, que en 2017 logró un beneficio de 44 millones de euros.

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