La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) aprobó las condiciones económicas necesarias para decidir si se concede a Arriva, filial del grupo ferroviario alemán Deutsche Bahn, el acceso a línea internacional que quiere abrir entre A Coruña y Oporto y que tendrá parada en Vigo. No obstante, la introducción de estos nuevos servicios ferroviarios internacionales no puede suponer la liberalización de los nacionales -algo que ocurrirá en 2020- en los que, por el momento, Renfe es el único operador habilitado para ello.

Por esta razón, este tipo de conexiones están sujetas a determinadas restricciones. Si la empresa encargada de ejecutar el servicio no ve afectados sus ingresos, como consecuencia de la nueva línea internacional, en más de un 1%, se concederá el acceso a la red ferroviaria para realizar el servicio internacional solicitado. Si el impacto se sitúa entre un 1 y un 2%, el acceso estará condicionado a que el porcentaje de viajeros nuevos generados supere el 30% de los totales y, en caso de superar el 2%, la prueba de equilibrio económico supondrá su denegación.

A partir de ahora, Renfe Viajeros, Adif y el Ministerio de Fomento cuentan con un plazo de cuatro semanas para solicitar si el nuevo servicio de Arriva cumple con las condiciones recién aprobadas por el regulador.