Ante una situación extrema, medidas excepcionales. El Puerto de Vigo trata de sortear los obstáculos burocráticos que bloquean la puesta en servicio de la ampliación del silo de Bouzas provocados por la entrada en preconcurso de acreedores de la adjudicataria, Uncisa. Contar con este espacio de 10.000 m2 aliviaría el precolapso que atraviesa estos días la terminal, con más de 19.000 coches estacionados, y a esto apeló ayer la Autoridad Portuaria en los contactos mantenidos "al más alto nivel" para que se autorice la apertura de la nueva superficie "de forma transitoria".

Las gestiones de Praza de Estrela por solventar el entuerto administrativo que impide la inauguración de la espacio añadido al silo comenzaron hace semanas, tan pronto se confirmó el preconcurso de la adjudicataria. Por su elevado coste -2,1 millones de euros- la recepción oficial de la instalación corresponde a Puertos del Estado, un organismo que según la institución viguesa "tiene la mejor disposición a resolverlo cuanto antes". Solo que para hacerlo cumpliendo con todos los requisitos legales, la instalación requiere de una certificación de su sistemas contraincendios que la empresa subcontratada por Uncisa todavía no presentó, y por el tiempo transcurrido, parece que tampoco tiene mucha prisa, ante la Consellería de Industria. "Es desesperante", admitió el presidente Enrique López Veiga.

Igual de desesperante que mover vehículos en una explanada con 19.700 acumulados -según cifras oficiales portuarias recogidas ayer por FAR0- cuando la capacidad máxima es de 20.000. Consciente de una situación en la campa que los operadores tildan de "crítica", con la consiguiente tensión que esta contagia a la factoría de PSA, Enrique López Veiga, tras recalcar que "en ningún caso se puede culpar de ello al Puerto", realizó ayer una planteamiento "excepcional" a la Consellería de Industria. "Necesitamos saber si cabría la posibilidades de una apertura transitoria del silo. No estamos hablando de saltarnos la ley, sino que se analice esta solución", argumentó.

Como muestra de la necesidad acuciante de espacio, la imagen que presentaba ayer la zona de la planta baja cubierta ahora por la entreplanta adosada. Se trata de un ámbito que permaneció vallado durante todos estos meses al objeto de facilitar la ejecución de la obra y también por el riesgo que desprendimientos de materiales al que se expondría los coches estacionados en caso de que estuviera abierta. Pero este miércoles, accediendo a la petición de los operadores, el Puerto levantó por fin las restricciones y a las pocas horas, ya no quedaba libre ninguna de sus 500 plazas.

Dependiendo del modelo, la ampliación del silo ofrece 750 plazas más, según estimaciones portuarias. No parece una cifra relevante en comparación al total del estacionamiento metálico, que con sus tres plantas suma 6.000. Aunque teniendo en cuenta la saturación actual del recinto, esa entreplanta -en realidad, en superficie equivale a la mitad de uno de los niveles- constituiría un desahogo importante. Por eso ayer, cuando transcendió entre las empresas las gestiones del Puerto encaminadas a esquivar todos los inconvenientes que impiden abrirlo a la actividad, la pregunta fue "¿cuándo?".

La urgencia no es ni mucho menos caprichosa. Si esta semana la actividad en la terminal Ro-Ro fue complicada, la próxima "será peor", vaticinan. Entre otras razones, porque los problemas que la colocaron al borde del colapso persisten. Y nada indica que las 5.000 unidades de PSA aparacadas pendientes de destino, en parte por el bajón de ventas en mercados como el turco, salgan en los próximos días; y la programación de las escalas no reflejan más que las habituales sin contar que varias descargarán coches que aunque por poco tiempo permanecerán días estacionados, acortando todavía más la superficie. Y como resumía ayer un estibador: "Si no llegan barcos no pueden salir los coches".