"Espero no tener que hacerlo, pero ahora sí me atrevería. La técnica realmente es muy sencilla y aunque no la domines a la perfección lo que nos han enseñado es que siempre será mejor intentarlo que no actuar y quedarte parado". Alfredo González, estudiante de Ingeniería de Telecomunicación, repetía uno de los principales mensajes transmitidos ayer por el personal del Cunqueiro. Lo incorrecto es no hacer nada, rezaba también en la pantalla de la sala donde se impartieron las clases.

"La muerte súbita es una patología infrecuente pero la mortalidad es muy alta. En la calle, solo se recuperan uno de cada diez casos. En Europa fallecen unas 300.000 personas al año; en España entre 30.000 y 40.000; y en una ciudad como Vigo estaríamos hablando de unas 300", apuntaba el doctor Eduardo Murias sobre la necesidad de extender el conocimiento de las técnicas re reanimación cardiopulmonar (RCP) a toda la población.

"Si la persona no se mueve, no nos responde cuando le hablamos y no respira tenemos que actuar. Si nos equivocamos porque en realidad solo está inconsciente lo más que podemos causarle es la rotura de una costilla. Pero si está en parada no tiene otra posibilidad de salir adelante", subraya.

El personal de Medicina Interna visita habitualmente los colegios para enseñar las técnicas RCP a los más pequeños: "En otros países como Dinamarca o EE UU el soporte vital básico es una asignatura obligatoria en los centros. Aquí tendrían que enseñar el masaje cardiaco los profesores de Educación Física pero no todos lo hacen. Se trata de una mancha de aceite que se va extendiendo y nuestra idea es llegar a todos los colectivos".

Los expertos del Cunqueiro también han formado a los trabajadores del club celeste. "Con el masaje es posible aguantar a una persona en muerte súbita entre 5 y 10 minutos. El siguiente paso es utilizar el desfibrilador. Y el Celta instalará varios para que el estadio de Balaídos esté cardioprotegido", comentaba el doctor Murias.

Tras asistir al taller impartido en la Escuela de Telecomunicación, alumnos y trabajadores coincidían en que lo más complejo es mantener el ritmo en el tiempo. "La única dificultad es el cansancio, por eso lo ideal es que intervengan varios reanimadores para que se vayan dando el relevo", apuntaba el doctor Murias.

"Si tienes sentido musical canciones como Staying Alive, la Macarena o Despacito te pueden ayudar", comentaba Alfredo González. Pero para los que carecen de estas habilidades, los facultativos recomiendan hacer coincidir las compresiones con el conteo: 1.001, 1.002, 1.003 y así sucesivamente.

"Es cansado y resulta difícil no perder el ritmo, pero supongo que cuando te ves en una situación así sacas la fuerza de donde no la tienes", reflexionaba la investigadora Isabel Expósito, otra de las asistentes al taller. Y en su caso no era la primera vez: "Hice un curso hace unos años pero las cosas que no usas se pierden en el olvido. Nunca está de más refrescar estos conocimientos. Y esta clase fue muy completa", reconocía.

Además de las técnicas RCP y el uso de los desfibriladores, el personal del Cunqueiro también explicó a los asistentes cómo actuar en caso de atragantamiento. A pesar de la utilidad de los talleres, la afluencia no fue la esperada. "Es una formación clave como ciudadanos. Pero, por un lado, ya hay exámenes y, por otro, es muy difícil motivar a la gente para que se desplace hasta el campus cuando no tiene clases o algo que hacer aquí", explicaba Alfredo González.