Antes de desaparecer bajo la piqueta, el polémico "scalextric" de la AP-9 dejó un regalo envenenado en la calle Alfonso XIII, en pleno centro de Vigo: una auténtica ratonera que con el tiempo se ha convertido en la peor pesadilla de los conductores de fuera de la ciudad. El reducido gálibo del viaducto que enlaza la AP-9 con la calle Lepanto provoca que cada dos por tres se queden atrapados en él camiones, furgonetas, caravanas? Un bus procedente de Burgos se convirtió ayer en su última "víctima".

A pesar de las dos señales y las luces que avisan de que el paso tiene un gálibo de solo dos metros y medio, el conductor del autobús consideró que podía pasar bajo el puente. Se equivocó. El resultado: el vehículo terminó impactando contra la parte baja del viaducto, rompió su luna delantera y provocó un atasco a primera hora de la noche. Tres de los pasajeros que iban a bordo sufrieron además heridas leves.

El bus se suma al largo historial de víctimas del puente. Desde hace años policía y bomberos han tenido que desplazarse de forma periódica para "desatascar" desde caravanas a camiones. El mejor testigo de ese periplo es el propio techo del viaducto, repleto de desconchones y marcas de pintura dejados por los conductores que durante año se confiaron al pensar que su vehículo podría salvar el obstáculo. Un vistazo a la galería deja claro que el bus de Burgos no es el peor parado. Al intentar zafarse del puente algunos conductores han destrozado el techo de sus camiones. Otros han desmontado sus remolques, como le ocurrió a una camioneta en 2007.

A la "trampa" de Alfonso XIII le queda sin embargo poco tiempo de vida. Los nuevos accesos proyectados por Concello, Xunta y Adif para la futura estación intermodal de Mayne contemplan desmontar el viaducto. El acceso a la autopista pasará a canalizarse a través de un túnel que comunicará Lepanto con la AP-9. Hasta entonces, el vestigio del antiguo "scalextric" seguirá dejando estampas como la del sábado.