Aunque alguno ha habido, en el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo son muy excepcionales los casos de pacientes que abandonan el tratamiento marcado por sus médicos y confían su salud a pseudoterapias alternativas como la homeopatía o plantas medicinales. Lo que sí es más habitual entre los enfermos oncológicos es complementar lo pautado en el hospital con diferentes productos cuyas propiedades no están avaladas por la evidencia científica. Según un estudio realizado en el Servicio de Oncología del Hospital Álvaro Cunqueiro, uno de cada cuatro pacientes lo hacen.

El trabajo liderado por la oncóloga Noemí de Dios encuestó durante una semana a 119 pacientes oncológicos ambulatorios para cuantificar el uso de estas terapias alternativas y evaluar los factores que puedan influir en su utilización. De entre 32 y 78 años, todos estaban en tratamiento activo y el 75% recibían quimioterapia. Treinta y uno de ellos confesaron complementarlo con una terapia alternativa -el 26% del total-.

"Aunque existe una falta de evidencia científica y varios estudios informan del potencial efecto nocivo de las terapias alternativas, es una práctica relativamente habitual en pacientes oncológicos debido, probablemente, a la percepción de mal pronóstico", analiza el estudio liderado por la doctora de Dios y en el que también han participado Sara Agraso, Marinha Costa, Diego Pereiro, Ana Alonso y Susana Gómez. Sin embargo, llaman la atención sobre el hecho de "no se confirma que el uso sea mayor en el estadio avanzado". El 52% de las 31 personas que confesaron consumirlas tenían tumores localizados o en estadios iniciales. Los tumores más habituales eran los de mama -45%- y de pulmón -16%-.

Casi tres cuartas partes eran mujeres -aunque hay que tener en cuenta que ya eran el 68,9% de la muestra total-. Las que más buscaban estas alternativas al tratamiento convencional poseían estudios superiores -el 64,5%- y residían en ámbito urbano -mismo porcentaje-.

Casi dos tercios de estas personas -el 64%- estaba a tratamiento con quimio y el 30% recibían tratamiento sintomático exclusivo. Los complementaban con tratamientos alternativos, sobre todo, con la intención de curarse -el 45%-, aunque otro tercio -el 35%- lo hacía para disminuir los efectos adversos de la quimioterapia.

Y la alternativa más popular entre ellos eran los suplementos nutricionales -el 68%-, seguido por la homeopatía -el 32%-. Más de la mitad los habían conocido a través de los medios de comunicación y solo cuatro pacientes habían consultad con "especialistas" de esta pseudociencia. Buena parte de ellos -el 55%- decidieron comentarle a su oncólogo este complemento que habían decidido añadir a su tratamiento. Menos en tres casos, el médico mostró su disconformidad. Sin embargo, ninguno tuvo en cuenta su opinión y continuaron utilizándola.

La mitad de estas personas encuestadas gastan entre 50 y 100 euros al mes a estas alternativas. Pero hay casos en que gastan mucho más. En el servicio han tenido conocimiento de un paciente que abandonó el tratamiento recomendado por su oncólogo y viajaba de forma periódica a otra ciudad para tratamientos con plantas medicinales.

¿Cómo se pueden entender estos comportamientos? La doctora Noemí de Dios sostiene que hay que ponerse en la piel del paciente. "La gente en general le cuesta asimilar una noticia de enfermedad sin cura o de mal pronóstico cuando en el momento en el que te lo dicen tú te encuentras fenomenal", explica. Luego, algunos son persuadidos por los mensajes de las pseudoterapias. "En otros sitios les venderán unas curvas de supervivencia irreales y les crean más esperanza", lamenta la doctora que quiere dejar bien claro el mensaje: "Lo único, a día de hoy, que aumenta la supervivencia o la calidad de vida en el cáncer son los tratamientos oncológicos".