La sombra de la A-55 es alargada y siniestra... en sentido literal. El elevado número de accidentes que registra la autovía entre Vigo y Porriño dispara el índice de peligrosidad medio de los viales de la provincia, que encabeza ya el ranking nacional. Los datos de 2016 recabados por el Ministerio de Fomento revelan que la red de carreteras estatales de Pontevedra -autopistas, autovías y viales competencia del ministerio- tiene un índice de peligrosidad (IP) de 15,3 puntos. No hay provincia en España con una valoración peor. Solo la ciudad autónoma de Ceuta bate esa marca con una puntuación de 32,1.

Si se analiza únicamente el índice medio de las autovías estatales repartidas por Pontevedra el dato sigue siendo igual de preocupante. Con un IP de 18,1, la provincia ocupa el segundo puesto del ranking estatal, que en ese caso encabeza Barcelona con 19,6. El resultado de las autovías de Pontevedra supera con holgura el de otros territorios con muchos más vehículos, como Madrid (12,3) o Sevilla (9,1). Queda también lejos del IP de las autovías del resto de Galicia. Los expertos de la Dirección General de Carreteras dan 4,9 puntos a A Coruña, 3,3 a Lugo y 2,8 a Ourense. El IP del conjunto de sus viales se queda también por debajo del pontevedrés. A Coruña obtiene 10,1 puntos, Lugo 7,5 y Ourense 6.

Los técnicos de Fomento calculan el índice de peligrosidad mediante una fórmula que tiene en cuenta tres grandes variables: el número de accidentes con heridos, la intensidad del tráfico y la longitud total de los viales. En Pontevedra destaca también el IP de los tramos de autopistas con peaje, el cuarto mayor de España, y el de las carreteras convencionales, superado solo por Asturias, Girona, Granada, Lleida y Ceuta. Si se excluyen las travesías y zonas urbanas, el índice pontevedrés se sitúa en 14,7, marca que en España superan Barcelona y Ceuta. Fomento aporta aun un tercer IP que excluye a mayores las autopistas de peaje. También en ese caso destaca Pontevedra, en el cuarto puesto del ranking.

Los datos del ministerio muestran que el problema de siniestralidad se concentra sobre todo en las autovías y carreteras. En 2016 las primeras registraron 169 accidentes con víctimas y las segundas, 184. Los mismos estudios reflejan sin embargo que los siniestros de los viales nacionales suelen ser bastante más graves. De los nueve accidentes mortales ocurridos en la provincia en 2016, ocho fueron en carreteras convencionales.

En Pontevedra los resultados están marcados por la alta siniestralidad que registra la A-55 entre Vigo y Porriño, un tramo que en 2016 fue escenario de 73 accidentes con heridos. En ese pequeño trecho de unos 11 kilómetros de longitud se concentra de hecho el 70% de todos los siniestros de la A-55, que mide en total 30 kilómetros y se prolonga hasta la frontera lusa.

Esos 73 accidentes suponen además el 43% de todos los registrados en la extensa red de autovías de Pontevedra, que incluye, además del resto de la A-55, la A-52 hasta que se adentra en Ourense, la G-53 o AG-41. Los estudios de Fomento no son los únicos que alertan del peligro que supone la A-55 entre Vigo y Porriño. En 2017 Automovilistas Europeos Asociados divulgaba un estudio que alertaba de que "el tramo de carretera que contabiliza un mayor número de accidentes y víctimas es el kilómetro 12 de la A-55, a la altura de Mos". "Sigue ostentando el récord nacional de accidentalidad", concluía el colectivo de conductores.

Para atajar esa situación, a lo largo de los últimos años se ha plagado la autovía de radares que vigilan la velocidad. Hoy la A-55 suma media docena de cinemómetros.