El nuevo radar de tramo de la AP-9 endurece la presión de peajes que soporta la comarca viguesa. Entre las autovías A-55 y CG-4.1, la autopista AP-9 y la nacional N-550, la red de carreteras del área olívica suma 12 cinemómetros estables. A ellos se suman los sensores móviles, que la Dirección General de Tráfico va cambiando de ubicación para atajar los excesos de velocidad, y los que se colocan en viales municipales. El grueso de esos dispositivos fijos se concentran en la autovía A-55 entre Vigo y Mos, hay otros dos en el acceso de la AP-9 a la ciudad, uno en la nacional -en Os Valos-; en la CG-4.1, en O Morrazo; y ahora uno más entre los subterráneos de Candeán y A Madroa.

En la provincia se reparten en total 18 radares fijos y en Galicia 67, con lo que solo los instalados en la comarca de Vigo suponen casi el 20% de todos los repartidos por la comunidad autónoma. La elevada concentración de cinemómetros en el entorno de la ciudad se explica por la A-55, que suma seis en la provincia.