TAP ha decidido acceder a las continuas y repetidas plegarias del gobierno local de Oporto encabezado por el alcalde Rui Moreira. A partir del próximo 28 de octubre, tan solo un día después de que la aerolínea ponga punto y final a la conexión diaria que tenía con Vigo desde 2016, reforzará el puente aéreo entre Oporto y Lisboa. Y lo hará gracias a que destinará a la operativa un avión ATR72, con capacidad para 70 personas. El aparato es el mismo que venía operando la línea con Peinador y que en su día fue objeto de mofa del regidor portuense. "Vigo no se dio cuenta de que hay un señor americano en Lisboa (en referencia al dueño de TAP, el brasileño David Neeleman) que tiene unos aviones de hélices parados y puede mandarlos a aquel aeropuerto miserable que ellos tienen allí", apuntó Moreira en febrero de 2016.

La conexión entre las dos principales ciudades de Portugal ganará cuatro vuelos diarios hasta alcanzar los 36 (en ambos sentidos) por jornada. La compañía también utilizará aviones Airbus A320 o Embraer 190 en las horas de mayor demanda de pasajeros. Además, con la incorporación de un nuevo aparato al puente aéreo (serán nueve en total), TAP intentará corregir sus continuos retrasos en la ruta. A partir del 28 de octubre la rotación en tierra de las aeronaves pasará de 30 a 55 minutos, lo que le permitirá tener mayor flexibilidad para dejar y recoger viajeros en ambas terminales.

El incremento en el número de vuelos también posibilita ampliar los horarios de los viajes, que arrancarán poco antes de las seis de la mañana. Habrá despegues desde ambas terminales de hora en hora hasta pasadas las diez de la noche. Los billetes ya están disponibles en la web de TAP a partir de 39 euros por trayecto.

El actual puente aéreo entre Lisboa y Oporto nació semanas después de que la aerolínea lusa suprimiese hasta cuatro destinos internacionales en Sá Carneiro y abriese la conexión con Vigo. Por aquel entonces Moreira llegó a exigir al Gobierno portugués que cancelase la ruta con Peinador al entender que perjudicaría al aeropuerto portuense.

La apuesta de TAP por la terminal del norte del país no se limita al aumento de frecuencias y vuelos con la capital, sino que va más allá. La compañía proyecta más de 320 salidas a la semana desde Oporto en 2019, casi un centenar más que el año de los polémicos recortes. Además, reforzará enlaces estratégicos como el de Nueva York y añadirá tres nuevas conexiones a la parrilla del aeródromo. Sá Carneiro conectará de manera directa con los aeropuertos de Bruselas (una de las líneas regulares perdidas en 2016), Lyon y Múnich, algo que confirmó recientemente el propio alcalde de Oporto. "Lo importante es que TAP llegó a la conclusión de que vale la pena apostar por nuestra región, reconociendo que Sá Carneiro también es interesante para la compañía", apuntó Moreira ante los medios lusos.

Dos fueron los motivos que esgrimió la aerolínea para cancelar el enlace con Vigo durante los próximos cinco meses. Por un lado alegó dificultades para encontrar personal que operase la ruta, aunque ahora destinará un avión más para ampliar los enlaces entre Lisboa y Oporto, donde deberá aumentar el número de empleados a bordo. Por el otro, apuntó a las limitaciones que ofrece el aeropuerto de Lisboa, sobrepasado por el tráfico diario y que ya es similar al esperado en 2025. El presidente ejecutivo de TAP, Antonoaldo Neves, reconoció hace un mes su "preocupación" porque su empresa acumule una tasa de puntualidad inferior al 50%. "Es una vergüenza", señaló.

Plan estratégico de Aena

Aena presentó ayer, con varios meses de retraso, su plan estratégico para el periodo 2018-2021. El gestor aeroportuario define nueve líneas de acción enfocadas tanto a la actividad aeronáutica como al negocio no regulado, donde pretende dar un fuerte impulso a la expansión internacional. Aena prevé obtener un beneficio neto de 1.272 millones de euros este año, un 3,2% más que en 2017. Además, confía en cerrar el ejercicio con un incremento de pasajeros del 5,5%. Para el próximo año ese aumento tan solo llegaría al 2% motivado por la menor llegada de turistas, sobre todo procedentes del Reino Unido.