Las dificultades actuales para la carrera investigadora -la tasa de reposición y la falta de fondos generan un cuello de botella difícilmente superable- la llevaron a cursar un máster que le abriese "las puertas de la empresa privada". Y eligió el de Gestión de Desarrollo Sostenible: "Me gustaba este ámbito y en la carrera la economía y la gestión ambiental no se abordan. Y además la posibilidad de hacer prácticas profesionales era muy atractiva".

Ella (en la foto, con la vicerrectora) las hizo en las oficinas de Codisoil, en Marín, donde buscaban a un alumno con conocimientos de laboratorio. Allí desarrolló un trabajo fin de máster, tutorizado por la profesora Pilar Piñeiro y por Belén Trabazo, por parte de la empresa. Y sus resultados ya han empezado a aplicarse en el día a día porque suponen un ahorro de emisiones y costes.

Graña, natural de Cangas, analizó la eficacia de un nuevo desemulsionante -productos muy costosos- para tratar el residuo Marpol anexo I, que se acumula en las sentinas de los barcos y es una mezcla de hidrocarburos, agua y otros deshechos "heterogénea, tóxica, corrosiva e inflamable". Codisoil es una de las tres plantas en Galicia que lo revalorizan para obtener combustible para calderas de grandes empresas.

El proceso se desarrolla en dos grandes tanques de 50 toneladas en los que el residuo se calentaba hasta los 80ºC. Pero el trabajo desarrollado por Graña con este desemulsionante, que además es más barato, permite hacer el tratamiento a menor temperatura, lo que conlleva una reducción del consumo de gasoil y de emisiones. Los ahorros anuales son de 56 toneladas de CO2 y de más de 15.000 euros. De ahí que la empresa ya lo esté utilizando desde este verano.