Cinco destinos a tiro de piedra para una escapada de última hora

Son lugares próximos y asequibles además de espectaculares y perfectos para ir en familia

Vista del núcleo histórico de Tui.

Vista del núcleo histórico de Tui. / Turismo de Tui

Desconectar sin necesidad de horas de viaje y ni planificación. Los planes de última hora suelen ser los mejores. Si te encuentras en esta situación te proponemos cinco destinos próximos, asequibles y sobre todo hermosos. Al ser menos populares que otros puntos, están menos masificados, lo que permite visitarlos con calma y disfrutarlos más. Además son perfectos para ir en familia.

Pontesampaio: frente de batalla

Esta pequeña localidad pontevedresa, a 30 minutos de Vigo, despide al río Verdugo en su desembocadura en la ensenada de San Simón. Su principal atractivo radica en el espectacular puente de piedra de 10 vanos y casi 150 metros de longitud, escenario de una de las más famosas batallas de la Guerra de la Independencia contra los franceses en 1809. Las milicias populares lograron repeler a las tropas napoleónicas que pretendían reconquistar la ciudad olívica. Una placa recuerda a los "héroes de Pontesampaio" y la gran victoria de los vecinos de la comarca en la lucha por su libertad.

En su entorno cuenta con un área recreativa, un parque para niños y la playa fluvial de A Fontaíña. En su apertura hacia la ría llama la atención un pequeño islote con un templete. Se trata del Illote Medal, propiedad del pintor de Arcade Antonio Medal. El artista usaba este precioso enclave en plena desembocadura del Verdugo para reunirse con intelectuales coétanos de la talla de Castelao, Asorey, Laxeiro o Valle Inclán. A ella se accede por un pequeño puente que da acceso a un pórtico monumental. La isla es un espacio verde y abierto con elementos etnográficos como un hórreo y un palomar, además de la terraza-mirador.

A quien se le quede corto este paseo, ideal para realizar con niños, puede sumar kilómetros desplazándose hasta las Salinas del Ulló, a cinco minutos en coche. Un paseo circular discurre por la antigua explotación de sal explotada por el Colegio de los Jesuitas de Pontevedra hasta mediados del siglo XX. En la actualidad, este complejo intermareal representa uno de los más bellos paseos de la ría de Vigo.

O también puede alzar la vista y subir al Monte de A Peneda, coronada por una majestuosa "sobreira" centenaria - declarada Árbore Senlleira- y una sobria ermita rodeada por una gruesa muralla, vestigio del castillo desde el que el arzobispo de Santiago Alonso II de Fonseca vigilaba la fortaleza de Soutomaior, hogar de su enemigo Pedro Madruga.

Mondariz: el "Escorial gallego"

Los concellos vecinos de Mondariz y Mondariz-Balneario son una fantástica opción para pasar un día en familia. La senda fluvial que discurre en la margen del río Tea enlaza ambos municipios y conecta las playas fluviales de Cernadela, O Val y Mondariz-Balneario. Su trazado es llano y aseguran un agradable paseo con varias áreas de descanso donde pasar la tarde.

En la parroquia de O Ceo se encuentra el puente de Cernadela, de origen romano y que formaba parte de la Vía XVIII, que unía Braga con Astorga. Al pie de la antigua infraestructura todavía se conserva parte del firme de la calzada original.

Ya en el concello vecino se puede pasear por los monumentales edificios que conforman el Balneario de Mondariz, uno de los más antiguos de Galicia, y que llegó a denominarse el "Escorial gallego".

Tui: el pasado judío

La villa fronteriza enamora. Para el visitante es imprescindible pasear por su casco histórico, que todavía conserva elementos de su antigua judería. En una jornada se pueden descubrir los lugares más recónditos de la zona monumental, visitar la catedral, bajar hasta el río y cruzar el puente hasta Portugal.

La entrada a la catedral es gratuita para los vecinos de la diócesis Tui-Vigo. Del templo llama la atención su aspecto fortificado, fruto de las pugnas fronterizas. Su fachada más fotografiada es la portada occidental, uno de los elementos góticos más sobresalientes en Galicia. En su interior llama la atención su claustro, a dos niveles, y el paseo por sus murallas almenadas.

A un paso de la zona histórica se halla el paseo fluvial, que finaliza en puente internacional que comunica la villa con Valença. El puente sobre el río Miño se puede cruzar a pie.

Oia: un monasterio con vistas al mar

Es uno de los enclaves más hermosos de la costa sur de Pontevedra. El litoral, más abrupto que en las Rías Baixas, ofrece un hipnótico espectáculo en el que las olas baten contra la rocosa orilla. Uno de los puntos más visitados es el monasterio de Santa María que, a pesar de su estado calamitoso, embelesa al visitante. Su privilegiada posición, en primera línea y escrutando fijamente el horizonte, lo convierte en el único cenobio gallego frente al mar. Es un lugar óptimo para recrearse con las puestas de sol.

Más allá del paseo por el entorno del monasterio, es obligatorio adentrarse en el barrio del Arrabal: contemplar las casas marineras, con balcones abiertos, y disfrutar del encanto de las callejuelas estrechas. En los últimos años la zona ha experimentado una favorecedora rehabilitación y ahora destacan los establecimientos de hostelería destinados a visitantes.

Quienes deseen completar la jornada con un poco de montaña pueden acercarse hasta las pozas de Mougás, a unos minutos en coche. Aunque en esta época del año no es aconsejable el baño, sí lo es pasear por la zona y deleitarse con las cascadas y lagos que los regatos Pías y Mougás forman en su descenso al océano.

Barro: un espectáculo de la naturaleza

Para aquellos que busquen un destino cercano y relajante, donde cargar pilas rodeados de naturaleza, Barro es su opción. Este concello de Pontevedra presume de un espacio natural que cada primavera y verano atrae a miles de visitantes: el parque del río Barosa. Se trata de un enclave donde confluyen la arquitectura popular con la adaptación al entorno. En su discurrir hacia el Umia, el torrente baja en terrazas en las que, a lo largo del tiempo - y para aprovechar la fuerza del agua- se han asentado hasta catorce molinos.

El parque cuenta con un área recreativa y diversas rutas, ideales para admirar los cambios en el paisaje con cada nueva estación. Un de los puntos más espectaculares es el salto donde el río Barosa salva un desnivel de 60 metros. Este punto cobra especial belleza e interés en invierno, cuando las lluvias aumentan el caudal del Barosa y convierten sus cascadas en un auténtico espectáculo de la naturaleza.