Marzo de 1973. Vigo celebra la inauguración del nuevo hospital en la calle Salamanca. La idea surgía unos años antes, cuando a finales de los 60 un grupo de médicos se plantea unir en una sola las clínicas que gestionaban. Povisa daba sus primeros pasos y 45 años después siendo referente sanitario de la zona sur de Galicia. Esta mñana anunciaba a su plantilla la solicitud del preconcurso de acreedores.

La historia de Povisa está jalonada por saltos tecnológicos y de servicios ligados a la propia actualidad de la ciudad. En un principio se centra en las especialidades de sus fundadores, destacando el servicio de oncología por sus tratamientos de vanguardia. Son las propias necesidades de Vigo las que empujan la ampliación de departamentos asistenciales. Varios accidentes en la industria naval y conservera de Vigo provocan la creación de una unidad de quemados. Sería la primera de Galicia.

Esa capacidad de transformación y de apuesta por las últimas tecnologías lleva a Povisa a crecer y firmar importantes acuerdos como el que rubricó con el Instituto Social de la Marina o con el Insalud.

Con este panorama, en 1983 arranca el proyecto de ampliación del edificio y eleva ya el número de camas a 700. A finales de 1996, el Grupo Nosa Terra toma las riendas del hospital que se consolida ya con los conciertos con el Servicio Galego de Saúde. Hoy en día atiende a 130.000 pacientes de la sanidad pública del área de Vigo, dispone de una plantilla de 1.500 trabajadores y unas instalaciones de 40.000 metros cuadrados que hacen de este centro el hospital privado más grande de España.

Preconcurso de acreedores

El hospital vigués ha trasladado esta mañana a sus trabajadores que ha solicitado preconcurso de acreedores tras no haber podido hacer frente al pago del IRPF de este mes debido a las pérdidas que arrastra desde 2014 derivadas del concierto público con el Sergas, que cifra en unos 42 millones de euros. Se abre ahora un periodo de tres meses en los que tratará de llegar a un acuerdo con su principal cliente -la Xunta- para evitar llegar a un concurso de acreedores.