El "Cometa", como se conoce al bus histórico de Vitrasa, revolucionó durante todo el día de ayer el centro de la ciudad. Símbolo de la compañía, este antiguo vehículo perteneciente a la primera flota que se presentó en el año 1968 salió a la calle a las diez de la mañana con un doble objetivo: celebrar el Día Europeo sin coches y dar a conocer a los vigueses la historia de la empresa con motivo de su 50 aniversario.

El Cometa hizo 16 viajes en total (ocho por la mañana y ocho por la tarde) en intervalos de media hora, con el Paseo de Alfonso como punto de partida. El aforo máximo era de 20 personas, coincidiendo con el número de asientos que tiene el autobús, y todo estaba cuidado al detalle, ya que hasta el conductor iba vestido con el uniforme gris, la corbata negra y la gorra que formaban parte del uniforme de Vitrasa en los 60. Otros aspectos, como la tapicería de cuero de los asientos, estaban perfectamente conservados. Porta do Sol, Policarpo Sanz, García Barbón e Isaac Peral fueron otras de las zonas por las que circuló este Vitrasa tan especial y que teletransportó a sus pasajeros a otras etapas de la historia de su ciudad.

Para poder disfrutar de la experiencia que vivió también en primera persona la edil Ángeles Marra, muchos madrugaron e Iria, de 31 años, es un ejemplo de ello. "Este modelo de autobús lo usaron mis padres y fomenta el turismo en la ciudad de una manera alternativa. A mi madre le encantaba cómo era este transporte; parece un tren por dentro", comentó mientras bajaba.

Entre las decenas de pasajeros que quisieron probar el Cometa se encontraban muchos niños. En el viaje de las 11.00 y mirando por la ventana atentamente estaban Leire, Gael, Hugo y Nora con sus madres Romina y Sandra. "Se va muy bien en el bus pero hay baches" , "Me gusta porque siempre vamos en coche y muy poco en bus" o "El conductor va disfrazado" fueron algunas de las curiosas reacciones de los pequeños.

"Decidimos venir porque es algo novedoso y a los niños les apetecía. Viajamos mucho en coche y casi nada en bus, aunque lo que realmente nos gustaría sería ir en bici", afirmó Romina. A su lado, Sandra aseguraba que "los niños estaban encantados con la iniciativa" pero que el recorrido se podría ampliar hacia otras zonas como la playa de Samil o el parque de Castrelos.

En la línea de la jornada familiar, Pilar y su hija Sara decidieron también subirse al singular bus a raíz de que la madre vio la iniciativa anunciada. "Pensábamos que sería un recorrido histórico por la ciudad con un autocar actual, pero nada de eso. Viajar en este Vitrasa fue toda una sorpresa", dijo sorprendida Sara. Su madre se mostró satisfecha con la experiencia e indicó que el recorrido que hace el autobús "está bastante bien" y que le encanta "hacer de turista en su propia ciudad".

Quien estuvo presente en todos los viajes que realizó el Cometa durante toda la jornada fue, como no podía ser de otra manera, su conductor, Alberto. El vigués reconoció que le eligieron para manejar "ese cacharro" y que para él la experiencia estaba siendo como un viaje en el tiempo.

En 1968, la compañía disponía de un total de 35 autobuses y dos microbuses que se presentaron en la explanada del Náutico bajo una gran expectación. La suma del recorrido de todas las líneas de los míticos autobuses azules y blancos abarcaba 1.000 kilómetros con un millón de usuarios transportados. El precio del billete era de 2,50 pesetas.

Actualmente, Vitrasa tiene 136 autobuses, cuyos recorridos abarcan 26.000 kilómetros con 21,5 millones de usuarios al año. El precio del billete se sitúa en 1,35 euros y el verde, blanco y amarillo son los colores predominantes en la flota. La llegada de la compañía a la ciudad supuso un cambio, ya que hasta aquel momento solo había tranvía, que empezó a funcionar en 1914.