Los políticos y sus dudosas conductas a la hora de engrosar currículo han obligado a periodistas y ciudadanos de a pie a ponerse al día sobre las normativas que rigen los procesos académicos de escritura, publicación y revisión de trabajos y tesis. Y en medio de esta vorágine informativa se ha erigido como protagonista una herramienta informática que la Universidad de Vigo ya utiliza desde hace años para evitar que sus alumnos opten por 'hacerse un Montón' a la hora de obtener un título.

La Escuela de Industriales implantó Turnitin de forma pionera en el curso 2013/14 con los trabajos fin de grado y ya lo aplica también de forma estandarizada a los de máster y a las tesis doctorales. Y es el centro con mayor volumen de estudiantes de toda Galicia. "Apenas se han detectado casos desde entonces, hay años en los que no registramos ninguno. Los alumnos están concienciados y no se arriesgan a pasar por una situación así. Es una garantía más para nuestros títulos y una protección para el que trabaja y se esfuerza frente al que intenta cometer un fraude", destaca su director, Juan Pardo.

Los responsables de la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación y la Facultad de Económicas, dos de los centros más avanzados en la utilización de la herramienta, aseguran que tampoco se detectó ningún plagio entre los casi 300 trabajos fin de máster analizados entre ambas sedes durante el curso pasado.

Tras la experiencia exitosa de Industriales, el Consorcio Interuniversitario Galego (Cixug) adquirió en 2016 las primeras licencias para utilizar el software de Turnitin en las tres universidades, que el año pasado sumaban 4.500. También se ocupa de impartir cursos de formación para los profesores de cada centro. "Vigo es la más adelantada, pero en A Coruña también están muy interesados. Y este año ampliaremos las licencias a 6.000", apunta el gerente, Manuel Mosquera.

La aplicación Turnitin, de origen estadounidense, se utiliza en 15.000 instituciones de todo el mundo, enre ellas, 70 universidades españolas, y permite comparar cada documento con una base de datos que se autoalimenta y que incluye 88.0000 millones de fuentes on line, 500 millones de publicaciones científicas y otros 1.000 millones de ejercicios realizados por estudiantes.

La herramienta proporciona un informe con el porcentaje de coincidencias y su procedencia. Y en general se considera que a partir del 25% puede haber plagio. La tesis del presidente arrojó un resultado del 13-14% y el trabajo de Montón, del 58%. Pero siempre debe ser un profesor o la persona responsable en cada centro la que determine si realmente existe fraude.

"El sistema detecta similitudes, no plagios. Y decir qué porcentaje es correcto depende mucho del área de conocimiento. No es lo mismo un trabajo de Derecho, que contiene muchas referencias a la legislación, por ejemplo, que otro de una ingeniería de carácter más experimental. Y tampoco es positivo que sea muy bajo, porque en una investigación tiene que haber referencias a estudios previos. Un 5% puede indicar que es de mala calidad", advierte Mosquera, que también forma a los profesores en el uso de Turnitin.

A la hora de implantarla en los centros, añade el gerente de Cixug, unos optan por centralizarla en un grupo de usuarios y otros prefieren distribuirla entre los profesores. En Industriales son 10 docentes los encargados de analizar los trabajos con esta aplicación "por operatividad y para garantizar una utilización homogénea", subraya Juan Pardo.

La aplicación Turnitin es una de las medidas incluidas en la "Estrategia de tolerancia cero con el plagio" que la escuela puso en marcha en 2013. "Además de las tesis, todos los trabajos fin de grado y máster también tienen que ser expuestos públicamente ante un tribunal. Y este requisito es otra forma de garantizar la autoría porque los alumnos demuestran el dominio que tienen y se les puede hacer preguntas para ver sus reacciones", comenta.

Desde Cixug señalan que los centros más avanzados en el uso de Turnitin, tras Industriales, son Ingeniería de Telecomunicación, Económicas, Derecho y Minas, en el campus de Vigo; Fisioterapia y Ciencias de la Educación, en Pontevedra; y Empresariales y Magisterio, de Ourense.

En "Teleco", la dirección de la escuela aplicó la herramienta antiplagio por primera vez y de forma experimental a todos los trabajos fin de grado y máster del curso pasado. En total, más de un centenar de documentos escrutados en los que no se detectó fraude.

"Encontramos alguna similitud, pero nada que llamase la atención. Se trata más de una herramienta disuasoria e incluso los alumnos que lo habían hecho todo correctamente estaban preocupados por el resultado. La idea es seguir aplicándola este año", explica el director, Íñigo Cuiñas.

También apela al papel de los tutores para detectar posibles plagios o la compra de trabajos a empresas y particulares -un mercado al auge en nuestro país-. "Si un alumno se presenta de la noche a la mañana con un trabajo hecho tiene que llamar la atención. Y en el caso de una tesis todavía es más sospechoso. He dirigido varias y la relación de un director con su doctorando es muy estrecha y tes ves con ellos todas la semanas", explica.

Entre los pasados meses de junio y julio, el decanato de Económicas aplicó "de oficio" la herramienta a 146 trabajos fin de grado realizados por alumnos de ADE y Economía. Detectaron porcentajes elevados de similitud en cuatro de ellos y, en uno de los casos, el tema se trató con el tutor y el tribunal, pero se descartó el plagio.

"El porcentaje necesita interpretación. Un 30-40% no tiene por qué ser plagio. Cuando pasaba del 20-25%, le remitíamos el informe al tutor, que es el que puede aclarar sí realmente hay un fraude o no, No es una herramienta infalible pero sí te ayuda", asegura el decano, Santiago Gómez Fraiz.

Aunque la mayoría de los casos que vinculan a políticos con plagios y la obtención irregular de títulos se vinculan a una universidad y un instituto concretos, la "sombra de la sospecha" está afectando a todas las instituciones.

Gómez Fraiz apunta además a la "excesiva mercantilización" del sistema universitario: "Abre las puertas a que se creen determinados institutos dotados de autonomía y que a las universidades les resulta difícil controlar. Pero que hubiese un chiringuito no quiere decir que todos los institutos lo sean. Y cuando es el número de alumnos lo que justifica la pervivencia de un título a veces se generan comportamientos oportunistas para ofertárselos a personas que dan una imagen de cara al exterior y aumentan la matrícula".