Un magistrado de Vigo plasmaba la pasada semana en sentencia el deber del profesorado en el control y vigilancia de los alumnos con diabetes. Lo que en definitiva argumentaba era que cualquier docente, en estas circunstancias, debía actuar como un "buen padre de familia" . La resolución, dictada tras la demanda presentada por un profesor, analizaba el caso de un menor. Pero más allá de este caso concreto, ¿cuántos niños hay en Vigo en esta situación? ¿Que por la patología que padecen necesiten una supervisión especial en su centro educativo? Una buena referencia es el programa "Alerta Escolar", un plan puesto en marcha por la Consellería de Educación en colaboración con la Fundación 061 para prestar atención "inmediata" a los escolares de entre 3 y 16 años que sufren enfermedades crónicas con riesgo de crisis. En la ciudad olívica hay inscritos en la actualidad casi 550 alumnos. La gran mayoría, prácticamente la mitad, son por alergias alimentarias, seguidas por casos de pequeños que sufren epilepsia y, ya en tercer lugar, con un diagnóstico de diabetes.
"El objetivo fundamental de este programa es facilitar una asistencia más eficaz y rápida a niños con patologías crónicas que puedan sufrir una crisis aguda que comprometa su vida", explica Carlos Mirás Bello, médico coordinador del 061 y responsable del programa, que en toda la comunidad gallega alcanza a unos 4.500 alumnos. En la localidad de Vigo -los datos están actualizados a fecha de este mismo lunes- hay 548 menores inscritos. Un total de 240, el 44%, por alergias. Otros 106 (el 24%) padecen epilepsia. Y 68 son diabéticos -fundamentalmente diabetes tipo 1, que aunque puede desarrollarse en adultos se caracteriza por tener una mayor incidencia entre los jóvenes y los niños-: el 12% del total.
Junto a estos tres grupos principales, hay 134 escolares con otras enfermedades. "Tenemos casos de niños que sufren cardiopatías severas", ejemplifica Mirás Bello, quien agrega, a propósito de la actual problemáticas con las avispas velutinas, que también hay expedientes de menores que tienen diagnosticada alergia a insectos.
Sin excluir ningún padecimiento crónico susceptible de desencadenar una crisis, el programa nació enfocado a las tres patologías con más alumnos inscritos: alergias, epilepsia y diabetes. "¿Por qué estas tres? Son las enfermedades más frecuentes y en ellas existe un antídoto, un fármaco, para cuando se presentan las crisis. Si la descompensación ocurre en el centro escolar, desde el 061, al tiempo que se movilizan los recursos, podemos ir dando indicaciones a los docentes de cómo actuar y qué hay que administrar al niño", explica el facultativo.
¿Y cómo es el protocolo? ¿Cómo se materializa la asistencia a un escolar en caso de urgencia? Cuando un niño sufre una crisis, lo prioritario es que desde el colegio llamen al 061, que ya tiene el historial del pequeño. "Lo preferible es que lo hagan desde un teléfono móvil", afirma el responsable del programa. Esto tiene fácil explicación: el docente puede estar al lado del niño al tiempo que informa a los sanitarios de su estado y de los síntomas que presenta. "Desde el 061 le indicamos cómo actuar", agrega. Por ejemplo, si en el caso de una alergia alimentaria el estado del pequeño aconseja inyectar adrenalina. O si en un niño con una crisis diabética, fundamentalmente hipoglicemia -descenso importante del nivel de azúcar en sangre-, se hace preciso administrar glucagón, un fármaco para estas urgencias.
Junto a las indicaciones que los médicos dan al profesor que está con el menor, al mismo tiempo se moviliza una ambulancia, en la medida de lo posible medicalizada, en dirección al colegio. Los medios se activan cuando hay una situación de urgencia, si bien muchas de las llamadas que se reciben en Alerta Escolar no son por una crisis grave del estudiante, sino simplemente para pedir consejos en relación con la enfermedad que sufre.
