La profunda crisis económica repercutió de forma evidente sobre los tráficos en todas las autopistas de pago del país y la AP-9 no fue una excepción. El volumen de vehículos que cruzaban a diario el puente de Rande con destino hacia los polígonos de Mos o Porriño o en dirección norte hacia Morrazo, Vilaboa o Pontevedra, tocó fondo en 2013 al quedarse por primera vez en la historia al borde de los 44.000 vehículos de intensidad media diaria. Pero a partir de 2014 la tendencia se invirtió de forma evidente y la circulación volvió a incrementarse. El primer ejercicio lo hizode forma espectacular con un efecto rebote del 16%, al que siguió otro incremento del 6% en el año 2015 con una media de 54.236 automóviles diarios, una cifra mucho más aceptable para lo que venía siendo habitual en el puente vigués. Pero esta recuperación se ha visto frenada en seco en los dos últimos años coincidiendo con la fase decisiva de las obras de ampliación caracterizadas por los continuos colapsos de tráfico desde el otoño pasado. Según los datos facilitados por el Ministerio de Fomento, entre enero y julio de 2017 cruzaron el viaducto un total de 56.241 vehículos, lo que representa un incremento de apenas el 1,5% respecto al ejercicio anterior. Y el dato registrado por la concesionaria durante los siete primeros meses de este 2018 es prácticamente idéntico, 56.257 automóviles entre turismos y camiones, lo que significa una subida de apenas el 0,02% que se traduce en un claro estancamiento de los tráficos.

El retraso de las obras de ampliación nueve meses después de su inauguración oficial el pasado 31 de diciembre han condicionado la movilidad el la zona sur de Pontevedra durante los últimos meses y prueba de ello es que tampoco hubo mejoría durante los últimos tres meses coincidiendo con el buen tiempo y el éxodo tradicional hacia las playas de O Morrazo. Este julio fue el mes con más tráfico del año con una media de 66.871 viajes diarios, pero lejos de los 70.538 registrados por ejemplo en el año 2007 en estas mismas fechas.