La dramática sequía del pasado año en Vigo y su área obligó a las diferentes administraciones a buscar una solución provisional que detuviese o ralentizase el vaciado de la presa de Eiras. Concello y Xunta de Galicia pactaron un trasvase de emergencia desde el río Verdugo al Oitavén que en un primer momento se comprometió a pagar en su totalidad el gobierno local (entre 5 y 6 millones de euros) y que finalmente se quedó en un 80%. Hoy, nueve meses después, el plan sigue metido en un cajón. En este tiempo el alcalde Abel Caballero le ha reclamado al Ejecutivo gallego que lleve a cabo la actuación al ser de competencia autonómica.

La propuesta de la Xunta captaría agua desde el salto de Laforet y la llevaría directamente a la canalización que termina en la depuradora de O Casal, desde donde finalmente se distribuye a todos los hogares de la comarca. La calidad de la misma sería muy similar a la de la que acumula Eiras y la obra evitaría pasar por el embalse ya existente, acelerando así el proceso. Además, se haría por gravedad, por lo que el coste energético también sería mínimo. El proyecto contempla un trasvase de unos 350 litros de agua por segundo, es decir, un tercio de lo que se consumen en Vigo cada día. Así pues, permitiría que el embalse de Fornelos do Monte no soltase líquido una jornada de cada tres.