"Cada vez existen menos prejuicios en torno al softcombat y más personas, sobre todo jóvenes, se animan a practicarlo". La vida de Belén Ferreira (Vigo, 1989) gira en torno a este "deporte" (aún no está considerado como tal) desde hace 5 años y ha conseguido que, el que hasta ahora ha sido su hobbie, se convierta en su profesión, pero no como jugadora profesional, sino como artesana de armas.

El softcombat es un juego recreativo en que varios combatientes se enfrentan entre sí utilizando armas acolchadas que simulan armas blancas, contundentes o arrojadizas de distintas épocas con el objetivo de infligir al adversario los impactos suficientes para eliminarle. Esta práctica surgió en los Estados Unidos a finales de los 70 donde, hasta ese momento, los juegos de rol en vivo se resolvían con piedra-papel-tijera o tiradas de dados, y el público demandaba más acción, algo que aportara la capacidad interpretativa y la vistosidad de un combate real con armas fantástico-medievales. Decidieron acolchar tubos de Policloruro de vinilo (PVC) para que la gente pudiera luchar sin hacerse daño y empezó a internacionalizarse de forma cada vez más profesional. No fue hasta 1990 cuando se popularizó en España.

¿Qué es el 'Softcombat'?

¿Qué es el 'Softcombat'?

"Desde hace 5 años practico este deporte y pensé en que fabricarme mi propia espada era una buena idea. La verdad que el resultado no fue ninguna maravilla pero a mis amigos les gustó y me pidieron ayuda para fabricar las suyas, se corrió la voz hasta el punto de que hubo personas desconocidas que me preguntaron si podía hacerles sus armas", cuenta Belén, recordando sus inicios. Actualmente en Vigo hay dos asociaciones o clubes, ella pertenece a LARPeiros y, además, es la presidenta de Concilio Herreros, la Federación Española de Softcombat que, en realidad, es una agrupación de asociaciones nacional. El término federativo no es formalmente correcto al no considerarse un deporte oficial, pero desde el organismo luchan por su reconocimiento.

La pelea con armas de épocas pasadas y su estética siempre le gustaron, entonces, tuvo una idea: aunar este deporte con su gusto por la artesanía en cuero y "en espuma". "La artesanía en espuma como tal, no existe, pero es el otro material básico que utilizo", añade. ¿El resultado? Espadas, hachas, dagas, brazales, bolsos, etc. Todo ello inspirado en el medievo.

Las armas tienen un núcleo rígido o semirrígido a base de PVC o varilla de fibra de vidrio que, al estar recubierto de espuma reforzada con cuero o tela de kevlar, absorbe la vibración de los golpes. "He ido mejorando mi técnica poco a poco. Al principio utilizaba un tubo de PVC recubierto con un churro de piscina y cinta americana, después lo cambié por la esterilla de yoga, que sigo utilizando actualmente, y látex", explica. Insiste en que "los materiales de trabajo no son excesivamente caros pero que conlleva muchas horas de dedicación".

Tratar el cuero no le supone mucho trabajo, al contrario que el diseño y el patronaje. En rematar una pieza puede tardar perfectamente dos días, aunque con las armas los plazos soy muy diferentes porque tienen un proceso de secado entre capas de al menos 6 horas y al mes solo puede fabricar 4 o 5. Detalla Belén que, mientras que para una pieza de cuero requiere íntegramente 20 o 25 horas, para una espada son 50 horas más 150 horas de secado.

Generalmente, el público al que va destinado su producto es el perteneciente al núcleo del softcombat, pero también tiene clientes que la eligen puramente por la estética de los complementos como los bolsos o la joyería.

Su crecimiento gradual como artesana le motivó a dar un giro a su cuenta de la red social Instagram -en la que está activa bajo el usuario SairaWorkshop- y decidió utilizarlo como escaparate para lucir sus creaciones. Lá pagina web y una cuenta en Etsy están aún en el aire y, hasta ahora, siempre trabaja por encargos.

Su prioridad: seguir mejorando y profesionalizando la técnica y el acabado de las piezas. Su sueño: tener su propia nave empresarial, varios empleados y distribuir por todo el mundo, como las firmas Calimacil o Propcorn.